Una gran parte del transbordador espacial Challenger se halló sepultada en el fondo del Atlántico, más de tres décadas después de la tragedia que mató a sus siete tripulantes.
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El Centro Espacial Kennedy de la NASA anunció el descubrimiento el jueves.
“Por supuesto, las emociones vuelven, ¿verdad?”, comentó Michael Ciannilli, un gerente de la NASA que confirmó la autenticidad de los restos. Cuando vio el video submarino, dijo que su “corazón dio un vuelco, debo decir, y me trajo de regreso a 1986... y a lo que todos vivimos como nación”.
Es una de las piezas más grandes del Challenger encontradas tras el accidente, según Ciannilli, y el primer remanente descubierto desde que dos fragmentos del ala izquierda emergieron en una costa en 1996.
Los buzos de un documental de televisión vieron la pieza por primera vez en marzo mientras buscaban los restos de un avión de la Segunda Guerra Mundial. La NASA verificó a través de un video hace unos meses que la pieza era parte del transbordador que se hizo pedazos poco después del despegue el 28 de enero de 1986. Los siete a bordo murieron, incluida la primera maestra con destino al espacio, Christa McAuliffe.
El video submarino proporcionó “evidencia bastante clara y convincente”, señaló Ciannilli.
La pieza mide más de 4,5 metros por 4,5 metros (15 pies por 15 pies); es probable que sea más grande porque una parte está cubierta de arena. Debido a que hay mosaicos térmicos cuadrados en la pieza, se cree que proviene del vientre del transbordador, dijo Ciannilli.
El fragmento permanece en el fondo del océano frente a la costa de Florida, cerca de Cabo Cañaveral, mientras la NASA determina el siguiente paso. Sigue siendo propiedad del gobierno de Estados Unidos. Las familias de los siete tripulantes ya fueron notificadas.