MADRID, 3 (EUROPA PRESS)
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Científicos de la Universidad de Leeds y de la Universidad de Chicago afirman que esto podría ayudar a acotar las teorías sobre la formación de la Tierra-Luna e informar sobre futuras investigaciones acerca de lo que realmente ocurrió. Publican su investigación en PNAS.
Existen varias teorías sobre cómo se formaron la Tierra y la Luna, la mayoría de las cuales implican un impacto gigante. Van desde un modelo en el que el objeto que impacta da un golpe de refilón a la Tierra recién formada y luego escapa, hasta otro en el que la colisión es tan potente que tanto el impactador como la Tierra se pulverizan.
El profesor David Hughes, matemático aplicado de la Escuela de Matemáticas de la Universidad de Leeds, explica que "la nueva idea es señalar que nuestra comprensión teórica del campo magnético de la Tierra hoy en día puede decirnos algo sobre la propia formación del sistema Tierra-Luna. A primera vista, esto parece algo sorprendente, y las teorías anteriores no habían reconocido esta conexión potencialmente importante", añade.
Esta nueva evaluación se basa en la resistencia del campo magnético de la Tierra, que se mantiene gracias a un fluido giratorio y conductor de electricidad en el núcleo externo, conocido como geodinamo.
El profesor Fausto Cattaneo, astrofísico de la Universidad de Chicago, añade que "una propiedad peculiar de la dinamo terrestre es que puede mantener un campo magnético fuerte pero no amplificar uno débil".
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Por ello, los científicos llegaron a la conclusión de que si el campo de la Tierra se apagara, o incluso se redujera a un nivel muy pequeño, no tendría la capacidad de volver a activarse. "Esta notable característica nos permite hacer deducciones sobre la historia de la Tierra primitiva, incluyendo, posiblemente, cómo se formó la Luna", subraya el profesor Cattaneo.
El profesor Hughes añade que, "si eso es cierto, entonces hay que pensar de dónde vino el campo magnético de la Tierra en primer lugar. Nuestra hipótesis es que llegó a este peculiar estado al principio, ya sea antes del impacto o como resultado inmediato del mismo".
"En cualquier caso, cualquier modelo realista de la formación del sistema Tierra-Luna debe incluir la evolución del campo magnético", concluye.