BEIJING (AP) — Mientras el gobernante Partido Comunista de China realiza su Congreso esta semana, muchos residentes en Beijing están atentos a un asunto que no aparece en la agenda formal: ¿Traerá la reunión un relajamiento de las duras políticas de “cero COVID” que están perturbando la vida y la economía?
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Nada indica que vaya a ser así. Mientras el mundo avanza a un estilo de vida pospandemia, muchos en China se han resignado a hacer colas varias veces a la semana para someterse a pruebas de coronavirus, restricciones a sus viajes a otras regiones y la omnipresente posibilidad de confinamientos comunitarios.
“No hay nada que hacer”, se lamentó esta semana Zhang Yiming, de 51 años, en un parque en Beijing. “Miramos la situación en el exterior, como en Estados Unidos, donde han muerto más de un millón de personas, ¿cierto? En China, aunque es cierto que algunos aspectos de la vida son Inconvenientes, como los viajes y la economía, parece que no hay una solución idónea”.
La gente está atenta al Congreso, que concluye el sábado, por dos razones. La reunión quinquenal, que fija la agenda nacional, puede enviar indicios de cambios posibles en la política del COVID.
Segundo, las autoridades siempre aprietan los controles —de coronavirus y otros— antes y durante un evento importante, para tratar de eliminar perturbaciones o distracciones, así que pudieran relajar los controles una vez que concluya el encuentro.
Cualquier esperanza de un alivio parece haber sido destruida antes del Congreso. El periódico del Partido Comunista, el Diario del Pueblo, publicó una serie de editoriales sobre la eficacia de la estrategia de cero COVID de China y las autoridades de salud insistieron la semana pasada que el país debe mantenerla.
El líder Xi Jinping elogió la política en la ceremonia inaugural del Congreso. Aseguró que había priorizado y protegido la salud y la seguridad de la gente y consiguió “un logro tremendo al equilibrar la respuesta a la pandemia y el desarrollo social y económico”.