Una horrible historia se escondía detrás de una estación de enfermería en Reino Unido. La enfermera Lucy Letby, de 30 años, se mostraba simpática y muy profesional con su labor al frente de los neonatos del hospital Countess of Chester.
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Sin embargo, en su mente saltaban ideas criminales y fue así como, sin despertar sospechas, planificó el asesinato de los inocentes recién nacidos que quedaban bajo su custodia, reseñó El Heraldo de México.
La mujer fue detenida en el año 2020 por el asesinato de al menos siete bebés y hace unas horas comenzaron a conocerse más detalles de la investigación penal que se le sigue.
Les inyectaba aire, leche o insulina
Lucy laboraba en el turno de la noche. En esa posición de casi total autonomía, pudo organizar su plan criminal sin desatar sospechas, al menos por un tiempo.
Como no existe crimen perfecto, sus reportes comenzaron a ser inconsistentes y las enfermeras que tomaban su turno empezaron a notar algo extraño en ella.
“Los bebés que estaban estables se deterioraron repentinamente y, a veces, los bebés que habían estado enfermos pero que se estaban recuperando se deterioraron repentinamente sin razón aparente”.
— Nick Johnson, el fiscal que lleva el caso
La frecuencia de decesos de recién nacidos alarmó al hospital, y todos los fallecimientos se producían durante el turno de Lucy o a pocas horas de su guardia. Fue entonces que el hospital pidió ayuda a la policía y en las autopsias se encontró que los bebés tenían leche, aire e insulina en su sistema. También tenían marcas de inyecciones.
Extraño comportamiento
La enfermera negó los señalamientos pero fue arrestada de inmediato y los decesos pararon. En total, fueron siete los muertos y se sospecha que intentó asesinar a otros 10 entre los años 2015 y 2016.
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El fiscal agregó que Lucy fue especialmente malévola, porque en algunos casos inyectó varias veces a los bebés hasta lograr quitarles la vida.
Las compañeras de Lucy agregaron al expediente que tras cumplir su turno, se hallaban faltantes de insulina y precisaron que a ella le gustaba quedarse sola. Cuando se produjeron los primeros decesos, se halló en su computadora actividad de búsqueda de información sobre los padres de los neonatos. Se mostraba muy interesada, más de los alcances de su profesión.
En una ocasión, una madre notó que su bebé sangraba y ella le dijo “confía en mí, soy una enfermera”, contó una reseña de News.com. El bebé había sido inyectado con aire y sufrió una fatal hemorragia.
En otro de los casos, le puso leche en exceso a un bebé mediante una sonda gástrica hasta que colapsó. La mujer aprovechaba su posición de ventaja dentro de la unidad neonatal para matar sin ser descubierta. “Si estás tratando de asesinar a un niño en una unidad neonatal, es una forma bastante efectiva de hacerlo, realmente no deja mucho rastro”, sostuvo el fiscal. Se conoció que el juicio podría durar seis meses.
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