MADRID, 2 (EUROPA PRESS)
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La formación, integrante de los Populares europeos, ha obtenido un 18,9 por ciento de los votos, según los datos de la Comisión Electoral con más de un 95 por ciento de los votos escrutados, por delante de la Alianza de Granjeros y Ecologistas, con un 12,8 por ciento de votos.
Solo uno de los tres antiguos compañeros de coalición de Karins, Alianza Nacional, ha conseguido representación parlamentaria (9,3 por ciento de los votos), al tiempo que el partido prorruso Armonía ha confirmado su debacle y está a punto de quedarse sin el 5 por ciento que garantiza su representación.
Hay que recordar que el primer candidato a formar gobierno no siempre pertenece al partido más votado. Queda a potestad del presidente del país, Egils Levits, designar a quien considere más capacitado para liderar las negociaciones.
Las elecciones a la Saeima se han visto marcadas la guerra de Ucrania y la fractura de la política nacional como temas dominantes y estrechamente relacionados en este Estado báltico, caracterizado por la existencia de una minoría rusoparlante cuyas actividades se han visto sensiblemente disminuidas en el país desde el comienzo del conflicto por el apoyo concedido por las autoridades letonas, como país miembro de la OTAN, a la defensa nacional ucraniana.
Estas restricciones han modelado durante los últimos meses el panorama político. Según un reciente informe del Instituto de Estudios en Política Exterior (FPRI, por sus siglas en inglés), grupos minoritarios favorables a Moscú como la Unión Letona Rusa u organizaciones marcadamente identitarias como la Asociación Letona para las Regiones han ganado en apoyos mientras grandes partidos nacionales como Armonía, se han ido debilitando al verse obligados a posicionarse contra el Kremlin.
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Todo ello ocurre en un escenario de transformación en el que la minoría rusa --una cuarta parte de la población, es decir, casi dos millones de personas-- ha lamentado que su voz pública está siendo estrangulada. Las emisiones de los canales rusos han sido suspendidas mientras el Gobierno ha presentado planes para cambiar toda la educación al letón y eliminar la instrucción en ruso.
Ello ha repercutido en la reapertura de las heridas de un pasado disputado. Los miembros de la mayoría étnica letona llevan décadas denunciando que la incorporación del país a la Unión Soviética en 1940 fue una anexión ilegal, mientras que los rusoparlantes defienden que se trató de una incorporación voluntaria.