Brasil vota este domingo en primera vuelta a su próximo presidente en unos comicios en los que se enfrentan dos modelos claramente opuestos: la ultraderecha de Jair Bolsonaro -que ha advertido que solo aceptará el resultado si lo considera “justo”- y la izquierda de Luiz Ignácio Lula da Silva, que ha llamado a vencer el “odio”.
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Todas las encuestas consideran favorito a Lula. Necesitaría recibir más del 50% de los votos para ganar en esta primera vuelta, y en caso contrario, los dos candidatos más votados deberán ir a una segunda votación el 30 de octubre.
La jornada de estos comicios presidenciales, legislativos y regionales en Brasil han transcurrido con normalidad, con pocos casos registrados de problemas en las urnas electrónicas y de delitos electorales, han comunicado las autoridades.
Así votaron Lula y Bolsonaro
Tras depositar su papeleta en un colegio de Río de Janeiro, Bolsonaro se ha mostrado convencido de que se llevará la victoria en primera vuelta y que las elecciones se desarrollarán sin problemas.
"Estoy seguro de que serán unas elecciones limpias y que ganaremos con el 60 por ciento de los votos", ha asegurado en comentarios recogidos por 'Estadao'.
Por su parte, Lula ha hecho acto de presencia en el colegio electoral de la Escuela Firmino Correia de Araújo, en Sao Bernardo do Campo, en Sao Paulo. Tras la votación, todavía en curso, Lula dará una breve rueda de prensa y acompañará el recuento de votos en un hotel de la región central de la capital paulista.
Más de 150 millones de brasileños están citados para dirimir una de las elecciones más polarizadas que se recuerdan en el país, pero al mismo tiempo una con los resultados previsiblemente más claros, según han ido revelando las encuestas que desde hace meses no han cuestionado la victoria del expresidente Lula, quien podría incluso vencer en primera vuelta.
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Desde que el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) recuperó sus derechos políticos tras ser anuladas sus condenas, no ha habido sondeo que no le haya puesto de nuevo en el Palacio del Planalto doce años después.
Consciente de ello, el aspirante a la reelección por el Partido Liberal (PL), Jair Bolsonaro, ha centrado su campaña en poner en duda el sistema electoral brasileño y en recordar el pasado con la Justicia de su rival, al tiempo que hacía frente a una pronunciada caída de su popularidad, siempre en entredicho, aunque todavía más tras su gestión de la pandemia.
Brasil decidirá su futuro en un momento en el que tiene que lidiar con índices récord de inflación, una desigualdad de tiempos anteriores, el desempleo, y los estragos de la pandemia, mientras existe el temor de que Bolsonaro no reconozca los resultados de las elecciones, después de que haya estado apelando en numerosas ocasiones al Ejército y poniendo en duda al Tribunal Supremo.