La forma en que la NFL maneja los casos de conmoción cerebral ha evolucionado notablemente desde los días en que se daban sales a los jugadores en el banquillo, para que las olfatearan y pudieran volver al partido.
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Tanto la liga como el sindicato de jugadores han implementado protocolos amplios y contratado a consultores independientes en traumatismos cerebrales, para trabajar con los médicos de los equipos en cada partido, con el objetivo de diagnosticar conmociones.
Aun así, el fútbol americano es un deporte violento y pueden ser inevitables las lesiones escalofriantes, como la que sufrió el jueves por la noche Tua Tagovailoa, el quarterback de los Dolphins de Miami, a menos que la liga prohibiera los derribos, tal como lo hizo para el Pro Bowl.
Eso no va a ocurrir, y el medio más efectivo para proteger a los jugadores sigue siendo la aplicación de protocolos estrictos contra las conmociones cerebrales. Varias personas, incluidos jugadores y aficionados, creen que ese rigor no se aplicó en el caso de Tagovailoa.
Sería difícil prevenir lo que le pasó a Tagovailoa cuando Josh Tupou, defensive tackle de los Bengals de Cincinnati, lo azotó de espaldas contra el piso. La pregunta principal es por qué Tagovailoa estaba jugando siquiera, cuatro días después de salir tambaleante del terreno, incapaz de caminar bien tras recibir un golpe en la cabeza durante un partido en casa contra los Bills de Buffalo.
Tras el golpe de Tupou, las manos de Tagovailoa se crisparon. Los dedos se le flexionaron de manera anormal frente a su rostro durante varios segundos, mientras yacía en el césped de Cincinnati.
Fue una escena escalofriante, atestiguada por millones de televidentes. El quarterback siguió en el terreno durante varios minutos hasta que fue retirado en camilla y llevado a un hospital.
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Esta vez, a diferencia de lo ocurrido el domingo, cuando se le permitió volver al encuentro, a Tagovailoa se le diagnosticó una conmoción cerebral. Fue dado de alta del hospital y voló con el equipo de regreso a Mimi.
Pero también un vuelo de horas tras un conmoción cerebral generó cuestionamientos, si bien el jefe médico de la NFL Allen Sills dijo que es el hospital el que toma esa decisión.
El regreso rápido de Tagovailoa al encuentro del domingo pasado ameritó una revisión conjunta por parte de la NFL y el sindicato. El proceso de entrevistas ha comenzado, y los resultados no estarían listos sino hasta dentro de otra semana.
Tagovailoa y el equipo explicaron que las piernas no le respondían adecuadamente debido a una lesión de espalda.
Se desconoce si existe una correlación entre los dos hechos. Las conmociones cerebrales son comunes en a NFL, especialmente cuando un jugador es derribado por un rival tan corpulento como Tupou y cuando se golpea la cabeza.
Tupou mide 1,90 metros (seis pies tres pulgadas) y pesa 154 kilogramos (340 libras).
Sills consideró “imposible saber” si la lesión que Tagovailoa sufrió el jueves se agravó por el golpe recibido el domingo.
“Ése es uno de los factores que queremos analizar”, dijo Sills a NFL Network. “Cada lesión es algo que queremos prevenir".
Chris Nowinski, quien creó la Concussion Legacy Foundation y jugó fútbol americano en Harvard, considera que Tagovailoa sufrió una conmoción cerebral en el partido contra Buffalo y no debió haber jugado en Cincinnati.
“Tua mostró cinco señales distintas de conmoción", dijo Nowinski a The Associated Press. “Nadie que tenga cualquier entrenamiento sobre conmociones o a quien le importe Tua como ser humano lo habría puesto en el terreno cuatro días después de lo que mostró el domingo. Eso hace todo mucho peor, porque sabemos que esto puede poner fin a tu temporada o a tu carrera. Esto debió haber terminado con su temporada en mi opinión. Y sólo muestra la falta de cuidado para él como ser humano”.
La liga y el sindicato instituyeron los protocolos de conmoción cerebral en 2011, cuando Colt McCoy se involucró en un choque entre cascos durante un partido y volvió al terreno sin que se le sometiera a prueba alguna. Los protocolos se han ampliado desde entonces.
Hay tres consultores independientes en neurotraumatismo, cuyo sueldo es cubierto de manera conjunta por la NFL y el sindicato en cada partido. Trabajan de manera coordinada con los médicos del equipo para diagnosticar si un jugador sufrió una conmoción.
Entrenadores atléticos certificados e independientes se sientan para supervisar a los jugadores y pedir el retiro de aquel que sufra un impacto en la cabeza. Los kinesiólogos, entrenadores, médicos, jugadores, árbitros, consultores y observadores certificados pueden pedir que se aplique el protocolo.
Todos los jugadores que se someten a una evaluación por posibles conmociones en un partido deben ser evaluados al día siguiente por un miembro del personal médico, como parte de la labor de seguimiento. Sills dijo que Tagovailoa fue evaluado cada día antes del encuentro del jueves, pese a que no estaba bajo el protocolo de conmociones.
Varios jugadores han hablado de que es posible pasar el protocolo incluso cuando hay conmociones. Andrew Whitworth, exintegrante de la línea ofensiva de los Rams, dijo durante una transmisión en Amazon que una vez jugó pese a presentar una conmoción cerebral, hasta que un compañero notó que no estaba bien y alertó a los médicos.
La liga ha experimentado con otros medios para mitigar las lesiones en la cabeza. Este año, los integrantes de las líneas ofensiva y defensiva, lo mismo que los tight ends y linebackers, debieron usar por primera vez los “Gorros Guardianes”. Se trata de accesorios acojinados que se colocan encima de los cascos durante las prácticas desde el comienzo de los campamentos de prácticas hasta el segundo encuentro de pretemporada.
El promedio de conmociones entre los jugadores de esas posiciones cayó de 23 en los tres años anteriores a 11 en éste, indicó la liga. De esas 11 conmociones, seis se derivaron de golpes a la máscara, que no tiene protección añadida.
Tagovailoa enfrenta presión para tener un buen desempeño en esta campaña y se ha ausentado por lesiones en el pasado. Así, es natural que quiera jugar aunque esté lesionado.
Exjugadores que han criticado la decisión de permitirle jugar dicen que el objetivo principal es proteger a los deportistas de sí mismos.
“Todos estamos indignados por lo que hemos visto en los últimos días, y estamos asustados por la seguridad de uno de nuestros hermanos”, tuiteó JC Tretter, presidente del sindicato. “Lo que todos vimos el domingo y la noche del jueves fueron síntomas que debieron haber impedido que él jugara bajo nuestros protocolos de conmoción. Esos protocolos existen para proteger al jugador, y es por eso que hemos abierto una investigación”.