MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
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Su hallazgo desató una pugna nacionalista entre Francia y Gran Bretaña por determinar si fueron astrónomos ingleses o galos a los que correspondía el honor del descubrimiento.
Todo empieza en 1821, cuando el astrónomo francés Alexis Bouvard publicó en sus tablas astronómicas la órbita de Urano. Las observaciones revelaron perturbaciones sustanciales, que llevaron a Bouvard a lanzar la hipótesis de que la órbita de Urano debía estar siendo perturbada por algún otro cuerpo, según Wikipedia.
En 1843, el británico John Couch Adams calculó la órbita de un octavo planeta en función de las anomalías observadas en la órbita de Urano. Envió sus cálculos a sir George Airy, el Astrónomo Real, quien pidió más información. Adams comenzó a redactar una respuesta, pero nunca llegó a enviarla.
Mientras, el francés Urbain Le Verrier publicó sus propios cálculos. En el mismo año, el británico John Herschel comenzó a abogar por el enfoque matemático y persuadió a su compatriota James Challis para buscar el planeta propuesto por Le Verrier. Después de muchas dilaciones, Challis empezó su búsqueda, reacio, en julio de 1846.
Mientras, Le Verrier había convencido al astrónomo alemán Johann Gottfried Galle para buscar el planeta. Neptuno fue descubierto esa misma noche, el 23 de septiembre de 1846, donde Le Verrier había predicho que se encontraría. Challis más tarde se dio cuenta de que había observado previamente el planeta dos veces en agosto, sin advertirlo.
A raíz del descubrimiento, hubo mucha rivalidad nacionalista entre los franceses y los británicos sobre quién tenía prioridad y merecía crédito por el descubrimiento. Finalmente surgió un consenso internacional sobre que tanto Le Verrier como Adams conjuntamente lo merecían. Más tarde, se constató que Galileo había dado con el planeta en 1612, pero lo confundió con una estrellas.