MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
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Madrina prevé otra crisis migratoria grave desde Ucrania al comienzo del invierno, debido al frío y la ausencia de agua, calefacción, sanidad y alimentos en muchas partes del país y zonas de las principales capitales. Todo ello sin contar con un recrudecimiento de los ataques por parte de Rusia y la escasez de alimentos y suministros. La organización teme que esta intensificación bélica por parte de Rusia unida a la escasez de suministros mundiales de alimentos y energía, aumentará el flujo de ucranianos que deseen salir del país.
Para Fundación Madrina el panorama cercano se presenta "grave", y prevé que los próximos meses serán determinantes, por el aumento del precio de la comida y de la energía. En este contexto, estima que un 50% de los ucranianos venidos a España podrían volver a Ucrania o bien a países como Alemania o Polonia, ya que en estos países europeos les ofrecen ayudas económicas.
Madrina asegura que las familias ucranianas están saliendo de España rumbo a Ucrania y otros países de Europa, motivado por el agotamiento de los ahorros de las familias refugiadas y que las familias y pueblos de acogida han llegado al límite de sus posibilidades, debido al incremento desmesurado de la comida, el transporte y la energía.
Fundación Madrina solicitó hace meses al Gobierno medidas urgentes para fijar la población refugiada y especialmente ucraniana en España. La semana pasada, el Ministerio de Inclusión recibió a Fundación Madrina, acogiendo favorablemente las medidas, indicando que ya estaba trabajando en cada una de ellas. "Ahora toca a las aomunidades autónomas implementar el ingreso solicitado de 400 euros mensuales de ayuda directa", dice la organización.
Otras medidas, como el acceso a la vivienda y la homologación de títulos para favorecer el empleo, tardarán más en llegar por lo complicado de los procedimientos, y la dificultad de conseguir alojamiento por parte de convencer para un arriendo social a los propietarios de las viviendas deshabitadas.
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La Fundación considera positivo realojar a la población refugiada con niños que lo desee al entorno rural, si cree que hay que invertir más en infraestructuras, empleo, salud y movilidad.
La organziación teme que después de seis meses de conflicto bélico se aprecia un olvido y un cansancio en la población española que empieza a no socorrer a la población ucraniana, coincidiendo que ha desaparecido toda información de la guerra en las televisiones.
Muchas familias acogedoras comienzan a echar a la calle a sus familias ucranianas acogidas, porque ya nos las pueden mantener por el aumento del precio de los alimentos, el transporte y la energía.
Ante esta situación, las familias ucraniana pueden pasar de refugiados a mendigos y muchas prefieren volver a la guerra. Fundación Madrina, así como los ayuntamientos que acogieron a estas familias, deben mantener a las mismas. Hay familias que duermen en la calle y en sitios como el aeropuerto de Madrid. Los servicios de emergencia indican a Fundación madrina que el recurso "está colapsado de refugiados ucranianos".
Asimismo, el deterioro de la economía española se refleja en la imposibilidad de conseguir empleo para las madres ucranianas que, además, carecen ya de ahorros para mantenerse. Igualmente, para ellas es imposible independizarse y alquilar un inmueble porque no puede responder a las garantías de los propietarios, como nóminas de contrato indefinidas, avales y fianzas.
Asimismo, muchos profesionales sanitarios e ingenieros, al no poder homologar rápidamente sus títulos, tienen que infraemplearse agotando sus fuerzas en un país cuya sociedad civil les acogió bien y con los brazos abiertos, pero que la administración no ha sabido consolidar.
Asimismo, Fundación Madrina detecta que en varias comunidades ha aumentado "alarmantemente" el número de niños tutelados por los servicios sociales, como consecuencia de situaciones de vulnerabilidad, de calle, o bien por denuncias anónimas.