MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
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Los niveles extremos de hambre se han disparado un 123 por ciento en seis años en los diez países más afectados por el cambio climático, según un análisis de la ONG Oxfam, que ha reclamado medidas políticas inmediatas para hacer frente a una doble crisis que se retroalimenta.
Somalia, Haití, Yibuti, Kenia, Níger, Afganistán, Guatemala, Madagascar, Burkina Faso y Zimbabue, los países con más alertas de la ONU por fenómenos climatológicos extremos, acumulan un total de 48 millones de personas en inseguridad alimentaria grave y, de ellas, 18 millones están al borde de la hambruna.
Oxfam incide en que estos diez países apenas suman el 0,13 por ciento de las emisiones mundiales de carbono, pero están pagando los efectos de la crisis climática sin estar preparados siquiera para hacer frente a ella, como está quedando de manifiesto ahora en el Cuerno de África con una sequía sin precedentes.
La directora ejecutiva de la ONG, Gabriela Bucher, ha subrayado que el cambio climático "ya no es una bomba de relojería" sino que "está explotando ante nuestros ojos", en forma de desastres naturales más letales y frecuentes. Se han multiplicado por cinco en el último medio siglo.
"La oleada de desastres climáticos supera con creces la capacidad de las personas pobres para hacerles frente, sumiéndolas aún más en una situación de hambre extrema", ha añadido. La crisis actual, de hecho, está poniendo aún más de manifiesto la desigualdad a nivel mundial y, según Bucher, "la recurrencia de las crisis climáticas se está convirtiendo en el golpe de gracia" para los países menos desarrollados.
COMBATIR LA DESIGUALDAD
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La ONG pone en el punto de mira a los países más ricos y contaminantes, así como a sus empresas, recordando que sólo con los beneficios obtenidos en 18 días por las empresas de hidrocarburos podrían sufragarse todos los llamamientos humanitarios de la ONU para este año, que ascienden a 49.000 millones de dólares. Oxfam estima en 2.800 millones de dólares la media de beneficios diarios obtenidos por estas empresas en los últimos 50 años.
Bucher ha apelado a la "responsabilidad moral" de los países ricos para ayudar a los de renta baja afectados por el cambio climático. "No es caridad: es una obligación ética", ha recalcado, dentro de un llamamiento para buscar nuevas formas de financiación frente a emergencias.
En este sentido, ha planteado resolver las "desigualdades estructurales" de los sistemas energético y alimentario aumentando los impuestos de los más contaminantes. Bucher ha incidido en que "tan solo el 1 por ciento del promedio de beneficios anuales de las empresas de hidrocarburos generaría 10.000 millones de dólares", lo cual "bastaría para cubrir la mayor parte del déficit del llamamiento global de seguridad alimentaria lanzado por Naciones Unidas".
Oxfam también ha abogado por condonar la deuda de los países más vulnerables, de tal forma que sus gobiernos puedan dedicar esos recursos a evitar en acciones de resiliencia frente al cambio climático.