KIEV (AP) — Ataques de fuerzas rusas obligaron a desconectar uno de los reactores de la central nuclear de Zaporiyia, según dijo el jueves la firma que opera la planta, lo que recalcaba el riesgo que enfrentaba un equipo de inspectores de Naciones Unidas que viajaba al lugar para evaluar su seguridad.
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Un equipo del Organismo Internacional de la Energía Atómica liderado por su director, Rafael Grossi, viajaba hacia la central controlada por Rusia -la más grande de Europa- pese a los fuertes combates, mientras Rusia y Ucrania se culpaban mutuamente de las hostilidades.
Según la firma Enerhoatom, ataques rusos de morteros obligaron a cerrar uno de los reactores por su sistema de protección de emergencia. Los proyectiles también dañaron una línea de suministro de emergencia utilizada para necesidades del complejo, y uno de los reactores de la planta, que no estaba en marcha, se cambió a generadores de diésel, indicó la empresa.
“Ha habido un aumento de la actividad militar, incluso esta mañana hasta hace muy poco”, dijo Grossi. Tras recibir un reporte del ejército ucraniano, señaló, decidió seguir en marcha pese a los riesgos. “Pero sopesando los pros y contra y tras llegar tan lejos, no vamos a detenernos”.
Los riesgos son “muy, muy altos" en la llamada zona gris entre posiciones rusas y ucranianas, señaló, pero “consideramos que tenemos las condiciones mínimas para movernos”.
Un vocero del OIEA dijo más tarde que la misión se había demorado en el lado ucraniano del frente durante unas tres horas, y que Grossi “ha negociado personalmente con las autoridades militares ucranianas para poder seguir adelante y sigue decidido a que esta importante misión llegue hoy a (la central)”.
La planta de Zaporiyia está ocupada por fuerzas rusas y operada por ingenieros ucranianos desde los primeros días de la guerra iniciada hace seis meses. Ucrania afirma que Rusia utiliza la central como escudo, almacena armas allí y lanza ataques desde la zona, mientras que Moscú acusa a Ucrania de disparar sin descanso hacia el lugar.
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Los combates de principios de marzo causaron un breve incendio en el complejo de formación de la planta, y en los últimos días la central se desconectó temporalmente de la red por daños en un cable, lo que avivó el temor a una fuga de radiación o una fusión en un reactor. Las autoridades han empezado a repartir pastillas de yodo contra la radiación a la población cercana.
“Voy a considerar la posibilidad de establecer una presencia continuada del OIEA en la planta, que creemos es indispensable para estabilizar la situación y recibir informes periódicos, fiables, imparciales, neutrales sobre cuál es la situación allí”, dijo.
El Ministerio ruso de Defensa dijo que las fuerzas ucranianas habían disparado una ronda de artillería en la zona y después enviaron un grupo de hasta 60 exploradores para tratar de tomar la central nuclear.
Los soldados ucranianos llegaron en siete lanchas y desembarcaron a tres kilómetros al nordeste de la planta, en la orilla izquierda del río Dniéper, y trataron de tomarla, añadió el Ministerio. Las fuerzas rusas “tomaron medidas para destruir al enemigo” con aviones de combate, señaló el comunicado ruso. Sus fuerzas también destruyeron dos barcazas que llevaban tropas ucranianas para tratar de desembarcar cerca de la planta, añadió el Ministerio.
Alexander Volga, que lidera el gobierno municipal instaurado por Rusia en la cercana ciudad de Energodar, dijo que al menos tres vecinos habían muerto y uno resultó herido el jueves por la mañana por proyectiles ucranianos.
Volga añadió que los combates habían remitido y no quedaban “obstáculos objetivos” que impidieran llegar al equipo del OIEA, que había cruzado un control de carretera en territorio bajo control ruso y se esperaba llegara pronto a la ciudad.
Por su parte, las autoridades ucranianas acusaron a Rusia de atacar Energodar y el territorio de la central nuclear en un ataque de falsa bandera que pretendía frustrar la llegada del equipo del OIEA.
No fue posible verificar de inmediato ninguna de las versiones de forma independiente.
Los combates del jueves coincidían con el inicio del nuevo curso escolar. Ucrania trataba de reanudar las clases de la mejor forma posible a pesar de que aún había zonas civiles bajo amenaza de fuego de artillería y otras armas, con niños entre las víctimas. Algo más de la mitad de las escuelas en Ucrania reabrían para la educación presencial pese a los riesgos.