MADRID, 19 (EUROPA PRESS)
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Es la conclusión de un nuevo trabajo de un equipo internacional dirigido por Jens Barosch y Larry Nittler de Carnegie y publicado en The Astrophysical Journal Letters.
Llamado así por un cuento popular japonés, Ryugu es un objeto cercano a la Tierra con forma de peonza que gira alrededor del Sol cada 16 meses. Hayabusa2 fue la primera misión en traer material a la Tierra desde un asteroide primitivo, ofreciendo una visión única de la composición química de los componentes básicos a partir de los cuales se formó nuestro Sistema Solar.
"Diferentes tipos de granos presolares se originaron a partir de diferentes tipos de estrellas y procesos estelares, que podemos identificar a partir de sus firmas isotópicas", explicó Barosch en un comunicado. Los isótopos son versiones de elementos con el mismo número de protones, pero diferente número de neutrones.
Agregó: "La oportunidad de identificar y estudiar estos granos en el laboratorio puede ayudarnos a comprender los fenómenos astrofísicos que dieron forma a nuestro Sistema Solar, así como a otros objetos cósmicos".
Cada generación de estrellas siembra la materia prima de la que nace la siguiente generación. Como un ave fénix resurgiendo de las cenizas, nuestro Sol se originó hace más de 4.500 millones de años cuando una explosión de supernova arrojó material a una nube preexistente de gas y polvo, lo que provocó que colapsara sobre sí mismo. Los restos de este proceso formaron un disco giratorio de material alrededor del bebé Sol del que se fusionaron los planetas y otros objetos, incluidos los cuerpos progenitores que eventualmente chocaron entre sí y se separaron para convertirse en asteroides y meteoritos.
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Las muestras de Hayabusa2 permiten a los científicos investigar la composición de Ryugu con sofisticados instrumentos microanalíticos y compararlo con el material encontrado en meteoritos primitivos llamados condritas carbonáceas que se estrellaron contra la Tierra.
El equipo detectó todos los tipos de granos presolares previamente conocidos, incluida una sorpresa, un silicato que se destruye fácilmente mediante el procesamiento químico que se espera que haya ocurrido en el cuerpo principal del asteroide. Se encontró en un fragmento menos alterado químicamente que probablemente lo protegió de tal actividad.
"Las composiciones y abundancias de los granos presolares que encontramos en las muestras de Ryugu son similares a las que hemos encontrado previamente en las condritas carbonáceas", explicó Nittler, quien realizó este trabajo en Carnegie, pero recientemente se mudó a la Universidad Estatal de Arizona. "Esto nos brinda una imagen más completa de los procesos formativos de nuestro Sistema Solar que pueden informar modelos y experimentos futuros en muestras de Hayabusa 2, así como otros meteoritos".