MADRID, 1 (EUROPA PRESS)
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Sin embargo, el trabajo advierte de que esta protección disminuye de manera significativa para las variantes beta y especialmente ómicron, que ha ido ganando peso según avanzaba la pandemia. Estos resultados, que pertenecen al ensayo CombiVacs impulsado por el ISCIII, sugieren que "la decisión de administrar una tercera dosis fue efectiva, que es recomendable replantear vacunaciones frente a nuevas variantes de escape, y que nuevas investigaciones deberán ayudar a precisar esta estrategia".
El Grupo de Estudio del Ensayo CombiVacs, liderado por el ISCIII, ha analizado la evolución de la respuesta humoral y celular de las vacunas contra el SARS-CoV-2 hasta el día 180 -seis meses- después de la última pauta.
El ensayo arrancó en mayo de 2020 y se diseñó para evaluar una pauta de vacunación combinada utilizando una segunda dosis de la vacuna de Pfizer/BioNtech en personas menores de 60 años que ya habían recibido una primera dosis de AstraZeneca.
Los primeros resultados de este estudio, publicados hace un año en la revista científica 'The Lancet', demostraron la viabilidad inmunológica y clínica de la combinación de dos vacunas distintas frente a la infección por SARS-CoV-2 proporcionando el apoyo científico para introducir pautas de vacunación con estas combinaciones que han sido adoptadas por muchos países a lo largo de la pandemia.
Los datos que han permitido analizar la inmunidad humoral (la que proporcionan los anticuerpos) y celular (la conferida por los linfocitos T) parten del análisis de 676 pacientes que habían recibido una primera dosis de la vacuna de AstraZeneca.
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Todos recibieron una segunda dosis de Pfizer a los dos meses (grupo de estudio) y tres meses (grupo control) tras la primera dosis. Los investigadores estudiaron la respuesta inmunitaria humoral y celular pasado un mes, pasados tres meses y pasados seis meses tras la segunda inmunización, analizando los anticuerpos dirigidos al dominio de unión al receptor (RBD) del SARS-CoV-2, su eficacia frente a las variantes alfa, beta, delta y ómicron, y la respuesta celular generada por los linfocitos T medida por la producción de Interleucina 2 (IL-2) e interferón-B (IFN-B).
Los resultados señalan que los títulos de anticuerpos RBD disminuyeron a los seis meses de manera significativa, en comparación con los analizados pasado un mes desde la segunda dosis, y que los anticuerpos neutralizantes también disminuyeron sus títulos. Este descenso es similar al observado con pautas de vacunación homólogas (misma vacuna).
Esta caída afectó especialmente a la neutralización de las variantes beta y ómicron, ya que sólo un 20 por ciento de los pacientes participantes en el ensayo mostraron títulos de anticuerpos neutralizantes suficientes para bloquear estas variantes pasados esos 180 días.
Por otra parte, los autores señalan que el retraso de un mes en la administración de la segunda dosis en el grupo control no tuvo un efecto perjudicial, sino que indujo respuestas más potentes tras la vacunación, y que el descenso progresivo de la protección abre la puerta a nuevas dosis de la vacuna para consolidar la eficacia de las primeras dosis.
El artículo ahora publicado tiene como firmantes principales a Mayte Pérez-Olmeda, José Alcamí y Javier García Pérez, del Centro Nacional de Microbiología del ISCIII y también pertenecientes al CIBER de Enfermedades Infecciosas (CIBERINFEC) del ISCIII. También han colaborado Jordi Ochando y Pilar Portolés, igualmente del CNM-ISCIII, que han realizado los estudios de inmunidad celular. En la investigación han participado equipos de numerosos hospitales españoles.