MADRID, 28 (EUROPA PRESS)
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"A nosotros nunca jamás nos han subvencionado nada en la vida. Hemos trabajado con distintos gobiernos, con unos y con otros, que se han ido alternando desde que empezó la democracia, y siempre hemos trabajado haciendo la guerra por nuestra cuenta", proclama Summers que recuerda cómo en sus inicios ellos tuvieron "que ahorrar para comprar las guitarras, la batería...". "Y ahora nos la jugamos cada vez que hacemos un disco, lo producimos nosotros y confiamos que el público va responder, pero es una guerra que hacemos por nuestra cuenta.
"Tiene muchas deficiencias ese bono cultural", concluye el vocalista de Hombres G a pocas horas de celebrar su esperado concierto en el Teatro Real de Madrid este viernes 29 de julio. En esta misma línea, Daniel Mezquita (guitarra) lamenta ausencias notables dentro de los contenidos sufragados por esta ayuda de 400 euros, como los instrumentos musicales.
"Me parece muy triste que no estén incluidos. Es esencial que si estás dando un dinero para que la gente joven pueda desarrollar su cultura, no solo te lo gastes en videojuegos, sino en comprarte una guitarra o una batería, como nos pasó a nosotros que no teníamos dinero para comprarla al empezar. Me parece que ahí falla un poco", denuncia el guitarrista del grupo.
LA NOSTALGIA Y LA PARTE OSCURA DE LOS OCHENTA
Alternando dos líneas temporales, una ambientada a finales de los años 80 y otra en la actualidad, 'Voy a pasármelo bien' está protagonizada por Raúl Arévalo, la actriz mexicana Karla Souza y Dani Rovira. Junto a ellos, comparten protagonismo en el filme dirigido por David Serrano ('Días de fútbol', 'El otro lado de la cama') los jóvenes intérpretes que los representan en sus años de infancia, Izan Fernández, Renata Hermida Richards, Rodrigo Díaz y Rodrigo Gibaja.
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https://youtu.be/cal6B04gBZg
Y aunque la película tenga en la nostalgia ochentera, tan presente últimamente en producciones de cine y televisión, una de sus grandes bazas, los miembros de Hombres G también tienen sus reservas a la hora de secundar la manida máxima de que 'cualquier tiempo pasado siempre fue mejor'. "Más que los ochenta, lo que más echamos de menos es tener diez o doce años. Por eso se dice que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor, pero no estoy del todo de acuerdo", dice Mezquita.
"Es algo humano, cuando tienes esos años la vida es maravillosa y descubres lo más bonito de ella", coincide Rafa Gutiérrez. "En los ochenta también se decía que los sesenta habían sido maravillosos. No es cuestión de la década, sino de que pasan los años, te haces mayor y recuerdas tu niñez y tu pubertad", sentencia Javier Molina, baterista del grupo.
Una visión desmitificada de la década de la movida con la que está de acuerdo Summers, aunque con algunos matices. "Yo sí creo que los ochenta fue una década especial. Fue una explosión de libertad, acababa la dictadura y la gente intentaba comerse el mundo", argumenta el líder de la banda que recuerda como hubo una gran proliferación "de grupos, de cultura, de arte... de un tipo de vida que no se había vivido antes".
"Aunque los ochenta también tienen una parte oscura y no todo era maravilloso. De hecho, cuando dicen que vuelven los ochenta me digo: 'Joder, como vuelva todo de los ochenta...', porque había cosas horribles también. Pero los que los vivimos con 'ventipocos' años tuvimos suerte porque fue una explosión de arte y cultura y pudimos participar", dice Summers.
LA LIBERTAD DE ANTES Y DE AHORA
En lo que sí coinciden los cuatro miembros de Hombres G es en asegurar rotundamente que en aquellos años se sentían "sin duda mucho más libres" a la hora de escribir canciones. "Ahora realmente no hay censura, pero sí que hay autocensura. Ante la duda de si voy a ofender a estos y a otros y ante el miedo de que me crucifiquen en Twitter dice uno: 'Para qué voy a meterme en este rollo'. Y eso es muy triste", lamenta el cantante.
De hecho, Summers no duda en afirmar que él "prefería que hubiera libertad de expresión total y absoluta, aunque haya cosas que molesten". "Si te ofenden, pues te jodes. Creo que es más importante poder expresarse libremente, que cada uno diga lo que le dé la gana como pasaba antes. Ahora la gente se corta más porque a nadie le apetece que le crucifiquen en redes sociales, es la masa la que se te hecha encima", insiste.
"Esa es la misma turba de las redes que precisamente defiende la libertad, lo que es una incongruencia absoluta. Pero vamos a dejarlo ahí...", concluye Javi.