PAJU, Corea del Sur (AP) — Como estudiante de medicina en Corea del Norte, Lee Gwang-jin dijo que trató sus fiebres y otras dolencias menores con medicina herbaria tradicional. Pero los cuadros graves podrían significar problemas debido a que los hospitales de su localidad rural carecen de ambulancias y camas, y en ocasiones de luz necesaria para atender a pacientes en estado crítico o de emergencia.
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Así que Lee se mantuvo escéptico cuando escuchó los recientes reportes de la prensa estatal norcoreana que aseguraban que la llamada medicina tradicional Koryo ha sido importante en el combate del país al COVID-19, que ha matado a millones de personas en todo el mundo.
“Corea del Norte está usando mucho la medicina Koryo (para el COVID-19), pero no es un remedio seguro”, dijo Lee, quien estudió medicina Koryo antes de huir de Corea del Norte en 2018 para empezar una nueva vida en Corea del Sur. “Quien está destinado a sobrevivir lo hará (con este tipo de medicina), pero Corea del Norte no puede ayudar a otros que están muriendo”.
Al igual que con otros aspectos de la vida en Corea del Norte, la medicina que el estado asegura que está curando a los enfermos está siendo utilizada como símbolo político. Eso, según los expertos, eventualmente le permitirá al país decir que sus gobernantes han vencido el brote, contra el que otras naciones han fracasado reiteradamente, al brindar remedios caseros e independientes de la ayuda exterior.
A medida que la prensa estatal publica historias sobre la efectividad de la medicina y las enormes labores de producción para fabricar más, existen preguntas sobre si las personas que sufren de cuadros graves de la enfermedad reciben el tratamiento que necesitan.
Desertores y expertos creen que Corea del Norte está promoviendo la medicina Koryo simplemente porque no cuenta con medicamentos modernos suficientes para combatir el COVID-19.
“Atender síntomas leves con medicina Koryo no es una mala opción. Pero el coronavirus no sólo provoca síntomas leves”, dijo Yi Junhyeok, médico tradicional e investigador en el Instituto de Medicina Oriental de Corea del Sur. “Cuando hablamos de pacientes en estado grave y de alto riesgo, Corea del Norte necesita vacunas, sistemas de atención de emergencia y otros recursos médicos útiles para" reducir los decesos.
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Han pasado más de dos meses desde que Corea del Norte reconoció su primer brote de coronavirus, y el país ha reportado un promedio de 157 casos de fiebre diarios en los últimos siete días, un descenso significativo respecto al punto más alto de unos 400.000 al día durante mayo. También mantiene una afirmación ampliamente disputada de que únicamente 74 de los cerca de 4,8 millones de pacientes de fiebre han muerto, una tasa de fatalidad del 0,002% que sería la más baja a nivel mundial.
A pesar de las amplias dudas externas sobre las estadísticas reportadas por Corea del Norte, no hay señales de que el brote haya sido catastrófico en Corea del Norte. Algunos expertos externos afirman que Pyongyang podría declarar pronto la victoria sobre el COVID-19 en un intento por impulsar la unión interna. Entonces, Corea del Norte podría enfatizar el papel de la medicina Koryo como el motivo del éxito.
“Corea del Norte llama a la medicina Koryo ‘medicina juche (autosuficiente)’, le da importancia y la ve como uno de sus símbolos políticos”, dijo Kim Dongsu, profesor de la Facultad de Medicina Coreana en la Universidad Dongshin de Corea del Sur.
Corea del Norte incorporó oficialmente la medicina Koryo, nombrada en honor de un antiguo reino coreano, a su sistema de salud pública durante la década de 1950. Su importancia ha aumentado significativamente desde mediados de 1990, cuando el país comenzó a sufrir una enorme escasez de medicamentos modernos durante una devastadora hambruna y una crisis económica que cobraron cientos de miles de vidas.