MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
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Lacroix estará oficialmente en Mali hasta el jueves 28 para discutir la extensión de un año del mandato de la MINUSMA, una decisión recibida sin mucho entusiasmo por los militares malienses, que en los últimos meses han estrechado su colaboración con Rusia en medio del supuesto despliegue en el país de mercenarios del grupo ruso Wagner, algo que ha sido negado desde Bamako y Moscú, que hablan de cooperación militar regular.
También discutirá con las autoridades malienses la expulsión del portavoz, Olivier Salgado. La junta militar vinculó su decisión a "una serie de publicaciones tendenciosas e inaceptables" de Salgado en sus redes sociales respecto a la polémica detención de 49 militares marfileños en el aeropuerto de la capital maliense, Bamako, bajo sospecha de atentar contra la integridad territorial del país, y que llevó a Malí a suspender las rotaciones del continengente internacional aunque la misión de la ONU ha negado toda vinculación.
De hecho, la extensión del mandato de la MINUSMA llega después de que Francia y sus aliados anunciaran en febrero de los efectivos desplegados en el marco de la operación 'Barkhane' y la Fuerza Takuba, enviados a Malí para ayudar a Bamako en la lucha contra el yihadismo, ante las tensiones con la junta militar en el país africano y después de una serie de protestas de la población maliense, buena parte de la cual acusa a las fuerzas occidentales de saquear el país a través de una política colonialista.
Malí está dirigida por el coronel Assimi Goita, líder de la junta militar golpista, que encabezó en agosto de 2020 la asonada contra Ibrahim Boubacar Keita y lideró posteriormente un segundo golpe de Estado en mayo de 2021 contra las autoridades de transición de Malí --momento en el que derrocó al presidente y el primer ministro, Bah Ndaw y Moctar Ouane--, alzándose con el poder.
La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) (CEDEAO) impuso sanciones a Malí tras el aplazamiento de las elecciones previstas para febrero y propuso un plazo de entre 12 a 18 meses para que los golpistas malienses entreguen el poder a unas autoridades civiles a través de nuevas elecciones, si bien la junta anunció recientemente una prórroga de dos años del periodo de transición.