CHEYENNE, Wyoming, EE.UU. (AP) — A tres semanas de la elección más importante de su carrera política, a Liz Cheney no se la ve por ninguna parte en un rodeo en la ciudad más grande de Wyoming al que asisten miles de votantes.
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La representante republicana está a más de 2.500 kilómetros (1.600 millas) de distancia, en Washington, presidiendo una comisión del Congreso integrada mayormente por demócratas decididos a desenmascarar el ataque de Donald Trump a la democracia durante la insurrección del 6 de enero del 2021. Mientras los vaqueros celebraban en su estado, ella despotricaba contra Trump en la capital del país.
“Donald Trump decidió en forma deliberada violar el juramento que hizo al asumir” la presidencia, dijo Cheney durante la audiencia del jueves.
Dean Finnerty, un ganadero de Wheatland que participaba en una competencia de lucha de novillos, no la extrañaba.
“Voté por Cheney cuando se postuló la última vez y jamás volveré a hacerlo”, afirmó. “No sé si representa a los conservadores que la llevaron al Congreso”.
Las críticas de Cheney a Trump desde una comisión legislativa son el eje de una estrategia poco convencional que puede costarle caro a corto plazo.
Muchos aliados creen que Cheney está preparada, por no decir resignada, a perder las primarias republicanas de Wyoming el 16 de agosto ante un candidato apoyado por Trump, Harriet Hageman.
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El equipo de Cheney, no obstante, apuesta a que su postura actual la dejará mejor perfilada de cara a las elecciones presidenciales del 2024.
El fuerte mensaje de Cheney contra Trump como vicepresidenta de la comisión legislativa que investiga la insurrección del año pasado le dio mayor proyección nacional y amplió su red de donantes, lo mismo que su atractivo para los críticos de Trump de los dos partidos que podrían impulsar a una posible candidatura presidencial suya.
Cheney todavía no ha decidido qué hará en el 2024, pero tampoco descartó una postulación a la presidencia como republicana o incluso como independiente.
“Lo más importante es proteger a la nación de Donald Trump”, dijo Cheney en una entrevista con ABC News difundida el viernes. Agregó que decidirá “más adelante” si lanza su candidatura a la presidencia o no.
Los partidarios de Cheney entienden la paradoja política que enfrenta en Wyoming, el estado donde Trump logró su victoria más amplia, por 43 puntos, hace menos de dos años.
“Sabía que se estaba pegando un tiro en un pie (en Wyoming) y que iba a caminar coja el resto de su vida”, dijo Landon Brown, representante estatal de Wyoming y aliado de Cheney, aludiendo a sus críticas a Trump. “Pero esto puede dar paso a algo mucho más grande”.
Cheney, de 55 años, hija del ex vicepresidente Dick Cheney, es tal vez la republicana más enconadamente antitrump que contempla una postulación a la presidencia en el 2024.
Otros republicanos que critican a Trump son el gobernador de Maryland Larry Hogan y el representante Adam Kinzinger, el único otro republicano en la comisión del 6 de enero y quien no buscará la reelección en las elecciones de mitad de término de fin de año.
Hoy por hoy, Trump dominaría las primarias republicanas en caso de postularse, como dijo que hará. Pero hay un buen grupo de republicanos listos para dar vuelta la página, cansados de los esfuerzos de Trump por anular los resultados de la elección del 2020 que perdió ante Joe Biden.
El grueso de los votantes republicanos, sin embargo, sigue apoyando al magnate.
La campaña de Cheney no es fácil. Numerosas amenazas de muerte hicieron que renuncie a las grandes concentraciones y las asambleas vecinales y opte en cambio por actos privados en los que a menudo se anuncia su presencia sobre el final del evento, si es que se la anuncia.
El Partido Republicano de Wyoming la ha excomulgado y ya no la reconoce como republicana.
Cheney se presenta ahora como una defensora de la democracia que espera tener arrastre en los dos partidos.
“Necesitamos más líderes con principios como Liz, que garanticen que quienes quieren que la democracia no funcione no se salgan con la suya”, dijo Kinsinger a la AP. “Nunca se han necesitado más que los votantes a favor de la democracia participen en las primarias”.
Cheney resiste las presiones para que deje de criticar tanto a Trump y se enfoque más en temas locales, como han hecho muchos republicanos. Pero ella se niega a suavizar su mensaje y en los momentos culminantes de su campaña insiste en hablar mal de Trump.
En el lanzamiento de su campaña prometió “rechazar las mentiras” de Trump y no ceder “a las presiones ni a la intimidación”.
“Jamás pondré al partido por encima de mi deber para con mi país”, dijo en un debate el mes pasado, en el que habló de “las mentiras de Donald Trump”.
Para Trump, la derrota de Cheney es uno de sus principales objetivos. La describió como “un ser humano despreciable” en las redes sociales e impulsa la candidatura de Hageman en Wyoming.
Dean “Doc” Schroeder, un demócrata que se afilió al Partido Republicano para votar por Cheney en las primarias de esa agrupación, dijo que le impacta el liderazgo de Cheney en la comisión del 6 de enero.
“No sé si (las críticas a Trump) la perjudicaron”, expresó, agregando que la gente que no la quiere de todos modos no iba a votar por ella. “Soy un perfecto ejemplo de que su desempeño en Washington la ha ayudado”, agregó Schroeder, un psicólogo jubilado.
“Ojalá la vaya bien”, dijo Marilyn Kite, ex jueza de la Corte Suprema de Wyoming que apoya a Cheney. “Pero si pierde, el que haya sido fiel al juramento que prestó es más importante a largo plazo”.
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Peoples informó desde Nueva York.