LONDRES (AP) — Los británicos que salían de vacaciones en ferry el viernes enfrentaban esperas de varias horas en el puerto de Dover, mientras las autoridades del país culpaban a los funcionarios franceses del caos.
Según las autoridades de Dover, la falta de agentes fronterizos franceses estaba provocando esperas de hasta seis horas en los controles fronterizos del puerto del Canal de La Mancha, con colas de turistas y tráfico de mercancías que colapsaban las carreteras por varios kilómetros (millas).
Los responsables portuarios explicaron en un comunicado que el número de agentes fronterizos franceses “ha sido insuficiente y se ha quedado muy por debajo de lo que se requiere para garantizar un primer fin de semana sin problemas en la principal campaña estival de vacaciones”.
Desde que Gran Bretaña abandonó la Unión Europea en 2020, los viajeros británicos enfrentan controles fronterizos más estrictos cuando visitan el continente. En Dover, se realizan en el lado inglés de la frontera pero por personal francés.
El director ejecutivo del Puerto de Dover, Doug Bannister, dijo que el puerto había declarado un “incidente crítico”.
“Esta mañana nos han defraudado en la frontera francesa", apuntó.
Además, pidió a los viajeros que “consideren la posibilidad de no ir al puerto en este momento hasta que se sepa más”.
El operador de transbordadores P&O indicó que “actualmente hay filas de más de cuatro horas para llegar a los controles fronterizos" en Dover, e instó a los viajeros a “llegar preparados para una larga espera. Traigan snacks y agua adicional".
En Gran Bretaña, los millones de personas que intentan iniciar sus vacaciones este fin de semana coincidiendo con el final de las clases en la mayoría de las escuelas, enfrentan la amenaza de interrupciones por carretera, mal, tren y aire.
Los manifestantes contra los altos precios de los combustibles dijeron que tienen previsto realizar cortes de carretera el viernes en las rutas hacia el suroeste de Inglaterra, un popular destino de vacaciones.
Los problemas se producen tras días de problemas en los ferrocarriles británicos luego de una ola de calor que alcanzó los 40 grados Celsius (104 Fahrenheit) en el país, doblando las vías y causando incendios en la infraestructura.
Los trabajadores ferroviarios también organizaron paros el mes pasado en una disputa sobre los salarios y condiciones laborales, y planean más paros la próxima semana.
El transporte aéreo también se ha visto afectado, en Gran Bretaña y en el resto del mundo, mientras las aerolíneas y los aeropuertos tratan de hacer frente al regreso de los viajes masivos tras dos años de suspensión por la pandemia del coronavirus.