MADRID, 14 (EUROPA PRESS)
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Desde el 1 de julio, todos los coches nuevos homologados en Europa (así como los nuevos que se vendan a partir de 2024) tendrán que llevar instalado el sistema ADAS, una evolución de los sistemas ABS y ESP que, entre otras funcionalidades, deberá incorporar un detector de sueño.
Mediante una cámara que enfoca a la cara del conductor, identificará síntomas de sueño y cansancio y, a través de señales de alarma visuales y sonoras, le avisará de que necesita detener su vehículo en un lugar apropiado y tomarse un descanso.
Esta nueva herramienta pretende acabar con uno de los principales motivos que se esconden tras los accidentes de tráfico. "Se estima que entre un 20 y un 30 por ciento de los accidentes de tráfico pueden atribuirse a la somnolencia", afirma el doctor Egea.
Según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), solo en 2020 más de 300 personas perdieron la vida en las carreteras a causa de las distracciones al volante, entre las que el sueño y la fatiga son "factores de riesgo desconocidos pero que concurren en la accidentalidad vial".
Esa sensación de desconocimiento sobre la importante del sueño para la conducción la refrenda también el doctor Egea, para quien la sociedad muestra cada vez más conciencia sobre la importancia de no mirar el móvil mientras se conduce o de no beber alcohol si se va a coger el volante, pero sin embargo no muestra el mismo grado de responsabilidad en lo referente al descanso.
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"Por regla general no somos conscientes de la importancia del descanso para la conducción y del riesgo que entraña conducir bajo los efectos de la somnolencia. Durmiendo las horas suficientes se podrían evitar muchos accidentes. La gente debería ser consciente de que la privación de sueño puede compararse al hecho de conducir con una tasa 0,10 g/l de alcohol en sangre", ha argumentado.
Según explica el portavoz de la Sociedad Española de Sueño, el problema de la somnolencia al volante es generalizado entre toda la población española. "Cerca de un 25 por ciento de la población española (cifra que aumenta hasta el 40 por ciento en los días laborables), no cumple con la ventana terapéutica del sueño y, por lo tanto, no duerme entre 7 y 9 horas diarias, así que podemos decir que una gran parte de la sociedad vive y conduce privada de sueño", explica Egea.
El doctor añade que a este hándicap se unen otros dos. Por un lado, que la acción de conducir, al ser una tarea monótona, incrementa los efectos de esa falta de sueño y genera más somnolencia. Por otro, que la gran mayoría de los conductores no cumplen tampoco con la recomendación de parar cada dos horas de viaje para descansar.
Según los resultados del estudio 'Influencia de la somnolencia en los accidentes de tráfico en España (2011-2015)', realizado por la Fundación Línea Directa en colaboración con la Fundación Española para la Seguridad Vial (FESVIAL), 13 millones de automovilistas no siguen las recomendaciones de la DGT sobre descanso y más de 8 millones confiesan haber tenido microsueños ("cabezadas") al volante.
"Está más que demostrada la relación entre somnolencia y accidentes de tráfico, pero muchas veces, desgraciadamente, a pesar de que uno se siente fatigado o cansado, no para para evitar el riesgo de accidente", lamenta Egea.
Si los datos no son nada halagüeños para la población general, peor aún es el caso de aquellas personas con trastornos del sueño, especialmente si estos trastornos no son diagnosticados y tratados. A finales de los años noventa, un grupo de investigadores de la Sociedad Española de Sueño publicaron un estudio en la revista científica 'The New England Journal of Medicine' en el que por primera vez se demostraba que existía "una fuerte asociación entre la apnea del sueño, medida por el índice de apnea-hipopnea, y el riesgo de accidentes de tráfico".
"La apnea obstructiva del sueño es la enfermedad médica tratable que más se asocia con accidentes de tráfico por somnolencia", apunta Egea, que recuerda que las nuevas normativas de tráfico europeas ya exigen tener en cuenta los trastornos de sueño a la hora de sacar o renovar el carné de conducir.
El problema, sin embargo, son los pacientes sin diagnosticas. En el caso concreto de la apnea, por ejemplo, se estima que más de un 10 por ciento de la población mundial sufre de este trastorno del sueño, aunque el 90 por ciento de esa población afectada se encuentra sin diagnosticar.