ST. ANDREWS, Escocia (AP) — Tiger Woods es uno de los pocos golfistas que puede apreciar cómo era el Old Course en los viejos tiempos.
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La primera vez que jugó como profesional en St. Andrews para un Abierto Británico fue en 2000. En el último día de las rondas de práctica, Woods pegó un driver en condiciones benignas hacia la parte frontal del green en el noveno hoyo con distancia de 352 yardas.
Seguido, su coach Butch Harmon sacó una réplica de las pelotas de golf que se usaban hace más de un siglo. Woods pegó otro driver y luego con el hierro número 5, alcanzando el fondo.
Tal es la mística de St. Andrews, en particular el Old Course.
Esta es la edición número 150 del Abierto, y han transcurrido 149 desde que se disputó por primera vez en la cuna del golf. Es un campo que ha cambiado muchísimo con el paso de los años. Y la evolución del golf ha hecho que las anotaciones sean cada vez más bajas con cada generación, como ha ocurrido con el atletismo y la natación.
Pero sigue siendo el Old Course.
“Incluso con los avances tecnológicos, este campo de golf resiste el paso del tiempo”, dijo Woods. “Es muy difícil y depende del clima. Te puede tocar un día con vientos como hoy, es una prueba durísima”.
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Eso fue el martes, el día con las ráfagas de viento más fuertes de la semana. Woods usó el hierro número 6 en su segundo disparo desde el décimo hoyo de 386 yardas. Se quedó a 120 yardas con el viento en contra. Con otro viento, quizás sin viento, aún puede pegarle con el driver para alcanzar el green.
Durante una semana en la que se hablado mucho sobre la historia de St. Andrews, muchas voces han advertido que el Old Course se expone a ser considerado como un campo obsoleto. De hecho, usa terrenos de otros tres campos para cubrir 7.313 yardas. Si bien se juega al par de 72, con apenas dos hoyos de par 5, al menos cuatro hoyos de par 4, pueden ser alcanzados desde el tee debido a las condiciones de los links este año.
Y el temido viento, que junto con los bunkers es la gran barrera de defensa del Old Course, promete ser algo más que una leve brisa.
Rory McIlroy, por ejemplo, sigue lamentándose del putt desde tres pies para birdie que falló en el 17mo hoyo de la primera ronda en 2010. Se conformó con un 63. Luego empezó a soplar fuerte el viento y firmó un 80.
Jordan Spieth, quien quedó fuera de un playoff por un golpe en 2015 en su debut en St. Andrews, comentó la semana pasada que el Abierto Británico podría ser una competencia demasiado fácil si el viento no interfiere.
“Si las condiciones son calmadas durante cuatro días, algo que no pasa aquí, y con la tecnología actual, la competencia puede acabar con un formato de ”shootout', dijo Spieth.