NUEVA YORK (AP) — Igual que otros demócratas que corren peligro, la senadora Catherine Cortez Masto despotrica contra Washington.
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Cortez Masto, quien busca otro período de seis años, ignora el hecho de que su partido controla las dos cámaras del Congreso y la Casa Blanca.
Dice en su portal que se postula nuevamente porque el electorado “se merecen una senadora que luche contra la paralización y la inoperancia de Washington y consiga resultados para sus familias”.
“Trabajaré con todos --demócratas, republicanos e independientes-- para que las familias puedan salir adelante”, agrega.
Cortez Masto, una descendiente de mexicanos que debería ganar fácilmente la primaria del martes, no está sola.
Muchos de los demócratas más vulnerables tratan de tomar distancia de Washington... y de su partido. Esto se debe al profundo malestar que expresan los votantes, que hace que los demócratas de estados donde se esperan elecciones reñidas, como Pensilvania, Wisconsin, Nevada y New Hampshire, la emprendan contra las instituciones que su partido ha controlado los últimos 16 meses.
Es una estrategia necesaria en el clima político que enfrentan los demócratas: el presidente Joe Biden es muy impopular y una gran mayoría de la población adulta cree que el país avanza en la dirección equivocada. Los demócratas no han logrado hacer realidad sus promesas de campaña y, lo que es más preocupante todavía, hay una inflación galopante. Por primera vez, el precio promedio de un galón (cuatro litros) de gasolina superó los 5 dólares el fin de semana pasado.
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En privado, los demócratas admiten que tratan de encontrar un delicado equilibrio. Parte de la paralización de Washington responde a divisiones en sus propias filas.
Dos senadores demócratas, Joe Manchin y Kyrsten Sinema, se han opuesto a partes importantes de la agenda de Biden. En un acto de la semana pasada en California, Biden admitió el problema y dijo que necesitaba “otros dos senadores” para sacar adelante su programa.
Los republicanos, por su parte, hacen todo lo posible para frustrar los planes demócratas. Los senadores republicanos han bloqueado una y otra vez iniciativas demócratas en el terreno económico, de la salud, el cambio climático, la venta de armas y el derecho al voto. También dedican muchos recursos para combatir el mensaje de los demócratas.
A cinco meses de las elecciones, el grupo que coordina la estrategia republicana, con el apoyo de aliados de afuera, lanzó una campaña criticando a los demócratas en estados clave. La andanada llegó meses antes de que se empiecen a difundir avisos televisivos sobre la campaña.
El senador Rick Scott, que dirige el Comité Senatorial Nacional Republicano, dijo que arrancaron temprano “para asegurarnos de que los votantes saben que los demócratas del Senado apoyaron a Joe Biden y sus políticas que generan inflación, aumento de los precios de la gasolina y una crisis en la frontera casi el 100% del tiempo”.
Informes de los gastos entre principios de mayo y el final de la semana que acaba de concluir, obtenidos por la Associated Press, indican que el Comité y la agrupación One Nation invirtieron casi 3,7 millones de dólares en avisos televisivos para debilitar al senador de Arizona Mark Kelly. Otros 3,3 millones para hablar mal del senador Raphael Warnock, de Georgia; 1,5 millones en el vicegobernador de Pensilvania John Fetterman, que busca una banca en el Senado; 958.000 dólares en la senadora Maggie Hassan, de New Hampshire, y 5,6 millones de dólares en la puja por un escaño en el Senado en Wisconsin, donde los demócratas elegirán su candidato el 9 de agosto.
La vicegobernadora de Wisconsin Mandela Barnes, una de las principales candidatas demócratas, dijo que el Senado, controlado por su partido, “es un club de millonarios despistados”. Agregó que no tenía nada positivo que decir sobre Biden.
“El electorado está frustrado con la inacción de los legisladores de ambos partidos. Y yo estoy de acuerdo con ellos”, manifestó. “Para que haya cambios en Washington, hay que cambiar la gente”.
Lo mismo sucede en Pensilvania, donde Fetterman se aseguró la nominación demócrata y poco después lanzó un aviso en el que un locutor dice que se postula para “hacerle frente a Washington... Lo único que hacen es hablar”.
Para Fetterman y Barnes es fácil hablar mal de Washington ya que nunca sirvieron allí. Pero para los demócratas que buscan la reelección en Arizona, Georgia, Nevada y New Hampshire, el asunto es más complejo.
En New Hampshire, Hassan, quien busca un segundo mandato, criticó hace poco el retiro de soldados de Afganistán dispuesto por Biden, así como su política en la frontera con México. En un aviso dijo que desafiaba a sus correligionarios demócratas a que hagan lo necesario para que bajen los precios de la gasolina.
“Les pido a los miembros de mi propio partido que traten de conseguir una exención impositiva y a Joe Biden que libere más reservas de petróleo”, dijo Hassan en un aviso.
Los demócratas de estados clave tratan de enfocarse en temas muy locales para que la votación no sea un referendo sobre el partido que controla Washington. La historia indica que eso no es fácil.
Cortez Masto, por ejemplo, se enfoca en lo que hizo en el Senado y no en la paralización de Washington, según su portavoz Josh Marcus-Blank.
“La senadora Cortez Masto confrontó el caos asociado con la pandemia en Nevada y consiguió el apoyo del gobierno para reducir un desempleo del 30% a los niveles de antes de la pandemia y ahora encabeza la lucha contra las grandes compañías petroleras que estrujan a la gente de Nevada”, expresó. “Su rival basa toda su campaña en la Gran Mentira de Trump y ha ganado millones representando a esas mismas compañías”.