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Familias despiden a 2 víctimas de masacre escolar en Texas

Cruces con los nombres de las víctimas de la masacre de la semana pasada en la Escuela Primaria Robb son vistas a través de un globo en un memorial en las afueras del edificio en Uvalde, Texas, el 1 de junio del 2022. (AP Foto/Jae C. Hong) AP (Jae C. Hong/AP)

UVALDE, Texas, EE.UU. (AP) — Ella le escribía notas a su familia, escondiéndolas para que las hallaran más tarde, y disfrutaba alimentar a los animales en la granja de la familia. A él le gustaba sentarse en la parte trasera del autobús escolar para conversar con otros niños.

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El sábado, las familias realizan los funerales de Makenna Elrod y Rojelio Torres, ambos de 10 años, dos de los 19 niños que murieron en la masacre ocurrida en la Escuela Primaria Robb en Uvalde, Texas, al igual que dos maestras.

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Makenna Lee Elrod

Su familia pidió en el obituario en el sitio web de la funeraria que las personas que asistan a la celebración de la vida de Makenna en la Primera Iglesia Bautista porten alguna prenda púrpura en honor a la niña. La familia la llamó “una luz para todos quienes la conocieron”.

Makenna estaba llena de vida y amaba el softbol, la gimnasia, cantar y bailar, indicó la familia. Era integrante de la organización juvenil 4-H y disfrutaba ir a la granja de la familia con su padre.

La familia dice que su sonrisa iluminaba el lugar donde estuviese. La recordó además como una líder natural que amaba la escuela.

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El diario New York Daily News reportó que Makenna les dio brazaletes de amistad a las personas más cercanas a ella.

“Ella era hermosa, simpática, inteligente e increíble”, escribió una tía en una página en GoFundMe. “Tenía un enorme corazón y amaba a su familia y sus amigos”.

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Rojelio Fernandez Torres

Cada mañana, cuando subía al autobús de la escuela, pedía sentarse en la parte trasera porque es donde ocurren “las visitas”, dijo la conductora a The Associated Press. Era “como un toro”, gracioso y carismático, agregó. A Rojelio le gustaban las frituras Takis picantes.

En los días de escuela se levantaba a las 5:30 de la mañana, reportó el Wall Street Journal. Una tía dijo a KSAT TV, de San Antonio, que Rojelio era inteligente y muy trabajador.

En su obituario en el portal de la funeraria, la familia lo describió como un niño extrovertido y “siempre dispuesto a ayudar”. A Rojelio le encantaba estar al aire libre, jugar Pokemon, futbol y videojuegos. “Siempre tenía una sonrisa”.

“Era muy cariñoso”, dijo otra tía al periódico The New York Times. “Amaba a sus hermanos”.

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