TOKIO (AP) — La Torre Nakagin, un edificio escondido en una esquina del centro de Tokio que está hecho a base de cubículos encimados, es un panal vanguardista de vivienda para una era de ciencia ficción admirado desde hace tiempo como una obra maestra.
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Ahora está siendo demolido en un cuidadoso proceso que incluye preservar algunos de sus 140 cubículos con el fin de que sean enviados a museos de todo el mundo.
Desde hace meses se efectúan preparativos para despejar las áreas circundantes, con el fin de desmantelar con seguridad este sitio emblemático cerca de Ginza. El primer cubículo será retirado en las próximas semanas.
Construido en 1972, el edificio de 13 pisos encarna la así llamada visión “metabólica” de su arquitecto Kisho Kurokawa: La idea de que las ciudades y los edificios siempre están cambiando, reflejando la vida, en consonancia con el cuerpo humano.
“Nadie existe divorciado de los pensamientos de los que lo rodean. Todo existe a través de un conjunto de causas. Todas las cosas están interrelacionadas. De acuerdo con este principio, nuestro objetivo es construir un mundo ideal, paso a paso”, escribió Kurokawa en su libro de 1994, “Filosofía de la simbiosis”.
El arquitecto falleció en 2007, a los 73 años.
Aunque llamativo en su apariencia y concepto, el edificio ya era obsoleto en lo que respecta a las directrices modernas de construcción y era necesario demolerlo.
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Han surgido rascacielos en los alrededores, lo cual ha hecho que la Torre Nakagin se vea pequeña en comparación. Un desarrollador asumió el control de la propiedad en 2021.
Tatsuyuki Maeda, que comenzó a usar Nakagin como un segundo hogar en 2010, dijo que le encantaba estar en ese espacio de 2,5 metros (8,2 pies) de ancho, tan pequeño pero acogedor que se sentía como el escondite de un niño. Y motivaba su creatividad.
“La vista desde esa ventana redonda se sentía tan bien. En la noche, cuando los automóviles pasaban rápidamente, sus luces en la vía rápida cercana eran bonitas. Y el paisaje de la ciudad era hermoso”, manifestó.
Los electrodomésticos y las repisas están empotrados en las paredes. Un escritorio sale de la pared en una sección. En otra está una grabadora de carrete Sony, un aparato electrónico de vanguardia de la década de 1970 que ahora es un objeto de interés histórico como el edificio mismo.
De acuerdo con el proyecto de conservación, algunos de los cubículos seguirán siendo utilizados para vivir en un sitio por separado. Los que vayan a parar a museos serán restaurados por el despacho arquitectónico Kurokawa, que examinó los diseños originales para dilucidar cómo podría retirarse cada cubículo casi sin dañarlo, una hazaña especialmente difícil en la atestada área de Ginza.
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Yuri Kageyama está en Twitter como: https://twitter.com/yurikageyama