LONDRES (AP) — Para muchas familias en apuros, ancianos y desamparados, el centro de alimentos de Michelle Dornelly en el este de Londres ha sido un sustento. Desde que la pandemia de COVID-19 llegó a Gran Bretaña, ella ha estado colectando excedentes de supermercados y distribuyéndolos a personas que no tienen dinero para comprar comida.
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Aunque la amenaza del virus ha amainado, la necesidad en los bancos alimentarios en Gran Bretaña ha aumentado. Los elevados precios de los combustibles y los alimentos están empujando a millones de personas a penurias financieras más profundas y los bancos alimentarios y los grupos comunitarios como el de Dornelly en todo el Reino Unido dicen que no tienen suficientes alimentos para los números crecientes de personas desesperadas llamando a sus puertas.
“Estamos batallando ya, pero en estos momentos estamos en una olla hirviente. Mucha gente está atemorizada”, dijo, mientras preparaba curry de pavo y otros platos para necesitados. “Solíamos poder llegar hasta las 4 pm, pero ahora para las 2:30 la comida se acabó”.
Dornelly ofrece abastecimientos y cenas calientes gratis cada semana a varias decenas de regulares en Hackney, un barrio de Londres con altas tasas de inequidad: casi la mitad de todos los niños viven en pobreza. Desde el invierno, al menos de 30 a 40 personas han sido referidas a ellas, dijo.
El costo de los alimentos y el combustible en Reino Unido ha aumentado drásticamente, con la inflación subiendo 9% en abril — el mayor incremento en 40 años. El mismo mes, millones de familias vieron sus cuentas de electricidad subir 54%, a 700 libras (863 dólares) adicionales al año como promedio por hogar. El martes, el regulador de energía advirtió que las cuentas de electricidad en el país pudieran subir de nuevo por otras 800 libras, en momentos en que la guerra de Rusia en Ucrania y la recuperación general de la demanda tras la pandemia elevan más los precios del crudo y el gas natural.
Los negocios alimentaros han pasado los costos a los consumidores, que tienen ya menos dinero en los bolsillos porque la paga no ha seguido el ritmo de los incrementos de precios. Las personas de bajos ingresos y dependientes de ayuda social han sido las más afectadas. En octubre, el gobierno británico puso fin al pago adicional de 20 libras (25 dólares) por semana que fue introducido durante la pandemia.
“Me imagino que así anda la vida. Pero no debería ser tan drástico”, dijo Dave Anderson, uno de los regulares de Dornelly.
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El hombre de 62 años no ha podido trabajar ni cuidarse a sí mismo desde que se operó del corazón y quedó sin electricidad o gas en casa hasta que voluntarios lo encontraron. Las 118 libras (145 dólares) de prestaciones que recibe cada semana no le alcanzan.
“Yo ni siquiera he mirado mis cuentas porque pienso que me haría sentarme a llorar”, comentó Dornelly. “No entiendo por qué los políticos permiten que suceda esto”.