LAGUNA WOODS, California, EE.UU. (AP) — Cuando un hombre armado comenzó a disparar durante un almuerzo de una congregación taiwanesa-estadounidense, Shoei Su se quedó helado.
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El valuador jubilado que emplea una andadera para caminar relató que tanto él como muchos de los feligreses de edad avanzada no supieron qué sucedía al principio.
Asegura que el agresor no dijo nada antes de disparar contra los fieles que tomaban fotografías al terminar el almuerzo realizado luego del servicio de oración del pasado domingo por la mañana.
Casi una semana después, Su afirma que no puede dormir y que le cuesta recuperarse del ataque que dejó un muerto y cinco heridos en la unida congregación de la comunidad de Laguna Woods, en el sur de California, integrada en su mayor parte por jubilados.
“En aquel momento, no tuvimos miedo”, dijo. “Después, cuando nos acordamos de eso, sentimos temor”.
Sus comentarios se producen al tiempo que sobrevivientes, feligreses y líderes de la Iglesia Presbiteriana Taiwanesa de Irvine se reunieron el sábado para rezar y agradecer a los miembros de la comunidad su apoyo en un acto celebrado en las instalaciones de la Iglesia Presbiteriana de Geneva, donde la congregación taiwanesa comparte espacio.
Las autoridades afirman que el autor de los disparos, David Chou, de 68 años y residente de Las Vegas, actuó motivado por su odio a Taiwán, donde nació y creció después que su familia se viera obligada a abandonar China continental cuando los comunistas tomaron el control.
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Chou no tenía ninguna relación con la iglesia, pero pasó cerca de una hora con los asistentes, al parecer para ganarse su confianza y poder ejecutar su plan, según las autoridades.
Las autoridades indicaron que Chou tenía dos pistolas 9 milímetros y tres bolsas que contenían cuatro artefactos explosivos tipo cóctel molotov y municiones.
Señalaron que cerró las puertas con cadenas y pegó las cerraduras antes de empezar a disparar.
El médico John Cheng, de 52 años e hijo de un congregante, arremetió contra él y recibió un disparo. Murió en el lugar, pero su ágil intervención interrumpió al agresor, que fue golpeado por una silla lanzada por el antiguo pastor de la iglesia, Billy Chang, quien se abalanzó sobre él junto con varios feligreses que utilizaron un cable de extensión para atarlo hasta que llegó la policía.