La gobernadora de Nuevo México, Michelle Lujan Grisham, quien el año pasado aprobó una ley que anuló una vieja prohibición a la mayoría de los procedimientos de interrupción del embarazo, juró el martes proteger el acceso local a servicios para abortar.
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Grisham, una demócrata, tuiteó que “llegó el momento que tantos de nosotros temíamos”.
El electorado de Nuevo México expulsó en 2020 a varios legisladores demócratas de tendencia conservadora que apoyaban la prohibición del estado de 1969.
Nuevo México ya recibe a pacientes de estados fronterizos como Texas que han endurecido las restricciones a los procedimientos para abortar. Albuquerque tiene una de las pocas clínicas independientes en el país que realiza abortos en el tercer trimestre.
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Los legisladores de la minoría republicana juraron revisar las leyes de aborto del estado, mientras que activistas demócratas programaron una marcha de mujeres para la noche afuera de un tribunal federal en Santa Fe, la capital del estado, para manifestar su apoyo al derecho al aborto.
El presidente demócrata de la Cámara de Representantes estatal, Brian Egolf, dijo el martes en Twitter que “la tendencia en este país es peligrosa. Hoy es la pérdida de acceso a la atención; luego seguirá la anticoncepción”.