BOSTON (AP) — Para muchos cristianos de Estados Unidos, este fin de semana representa la primera vez desde 2019 que se reunirán en persona con motivo de los servicios del Domingo de Resurrección, una grata oportunidad de celebrar uno de los días más sagrados del año al lado de sus compañeros feligreses.
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La pandemia estalló en el país en marzo de 2020, justo antes de la Pascua, lo que obligó a muchas iglesias a recurrir al culto en línea o por televisión. Muchos continuaron realizando servicios virtuales la primavera pasada después de una oleada mortal de coronavirus en el invierno y mientras las campañas de vacunación seguían aumentando. Este año, sin embargo, más y más iglesias abrieron sus puertas para los servicios de Pascua, con pocas restricciones por el COVID-19, en línea con las tendencias sociales más generales.
Entre ellas estuvieron las parroquias católicas de la Arquidiócesis de Boston, que desde junio pasado ha requerido una vez más que la mayoría de los fieles asistan a misa en persona, aunque aquellos con riesgos para la salud aún pueden asistir de forma remota. Se ha pedido a los sacerdotes que hagan espacio para mantener el distanciamiento social en los templos.
MC Sullivan, jefe de atención médica de la arquidiócesis, dijo que celebrar la misa en comunidad es importante por la manera en que los católicos profesan su fe. Se ha registrado una tendencia ascendente de asistencia presencial a las iglesias y los feligreses están emocionados de reunirse nuevamente, esta vez para conmemorar la resurrección de Cristo.
“Ha sido maravilloso ver qué concurrida es la misa en este momento… Parece que mucha gente ha vuelto a la idea de lo que es fundamental para ellos”, afirmó.
Aunque se han retirado la mayoría de las restricciones pandémicas, algunas parroquias del área prefirieron celebrar los servicios de Domingo de Pascua al aire libre, incluida una misa a las 6 a.m. cerca del paseo costero, en el sur de Boston.