LIMA (AP) — El gobierno peruano dio marcha atrás y autorizó la realización de un partido de la Copa Libertadores el martes, poco después de que lo había suspendido en medio de las protestas por el alza en los precios de los combustibles y los alimentos.
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La confirmación de que el encuentro entre el local Sporting Cristal y el Flamengo de Brasil sí jugarían en la jornada llegó dos horas y media antes del momento en que estaba programado el puntapié inicial.
El presidente Pedro Castillo anunció la decisión de dejar sin efecto el llamado decreto de inamovilidad ciudadana en Lima. Simultáneamente, se debatía ya en los medios nacionales la decisión gubernamental que había suspendido el encuentro en el Estadio Nacional.
La capital de Perú y su puerto principal quedaron sujetos al toque de queda decretado por Castillo durante buena parte del día, en respuesta a las protestas violentas. Policías y soldados armados tenían la misión de vigilar el cumplimiento de la medida.
Tres horas antes del comienzo previsto del partido, la autoridad deportiva del país informó en un comunicado que no se llevaría a cabo.
La CONMEBOL, órgano rector del fútbol en Sudamérica, había confirmado la suspensión en Twitter. Luego informó que el cotejo siempre sí se realizaría.
Para este miércoles está previsto otro encuentro de la Copa Libertadores en Lima, entre el local Alianza y el River Plate de Argentina.
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El ministro de la Defensa, José Gavidia, dijo el martes a la prensa que el toque de queda se hizo necesario por reportes de inteligencia, según los cuales, había planes de cometer actos violentos generalizados, principalmente en el centro de Lima.
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El periodista de la AP, Mauricio Saverese, contribuyó con este despacho desde Sao Paulo.