Primero llegaron las advertencias, en mensajes entre amigos y familiares y en medios sociales, de que la gente se aprovisionara de medicamento cruciales en Rusia antes de que el suministro se viera afectado por las duras sanciones occidentales por la invasión de Ucrania.
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Después, efectivamente algunos fármacos se volvieron más difíciles de conseguir en farmacias de Moscú y otras ciudades.
“Ya no tiene ni una sola farmacia en la ciudad”, dijo a The Associated Press una residente de Kazán a finales de marzo, sobre un anticoagulante sanguíneo que necesita su padre.
Expertos y autoridades sanitarias en Rusia dicen que el desabastecimiento de medicinas es temporal, debido a las compras de pánico y a las dificultades logísticas de los proveedores asociadas a las sanciones. Pero algunos siguen preocupados porque los medicamentos de alta calidad sigan desapareciendo del mercado ruso.
“Seguramente habrá desabastecimiento. Cómo de catastrófico será, no lo sé”, dijo el doctor Alexey Erlikh, responsable de la unidad de cuidados intensivos cardiacos en el Hospital número 29 de Moscú, y profesor en la Universidad Médica de Pirogov, en Moscú.
Los reportes sobre rusos que no conseguían algunos medicamentos en farmacias empezaron a conocerse a principios de marzo, poco después de que Moscú emprendiera una guerra en Ucrania y las duras sanciones dejaran a Rusia cada vez más aislada del resto del mundo.
Patient’s Monitor, un grupo de derechos de paciente en la región rusa de Daguestán, en el Mar Caspio, comenzó a recibir quejas en la segunda semana de marzo.
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Ziyautdin Uvaysov, director del grupo, dijo a AP que había comprobado personalmente en varias farmacias estatales de la región las existencias de 10 medicamentos especialmente solicitados y “no tenían un gran número de ellos”.
Uvaysov añadió que cuando preguntó cuándo se repondrían las existencias, las farmacias respondieron que “no había, y no estaba claro cuándo habría”.
Pese a las garantías de las autoridades sobre que las baldas vacías se debían al acaparamiento, los reportes sobre desabastecimiento persistieron durante el mes de marzo.
Vrachi.Rf, una de las mayores comunidades en internet de trabajadores médicos en Rusia, hizo una encuesta a más de 3.000 médicos a mediados de marzo y dijo que habían encontrado desabastecimiento de más de 80 medicamentos: fármacos antiinflamatoios, gastrointestinales, antiepilépticos y anticonvulsivos, así como antidepresivos y antipsicóticos.
En torno a una docena de personas con las que contactó AP en diferentes ciudades a finales de marzo dijeron que habían pasado días buscando medicamentos concretos para tiroides, tipos de insulina o incluso un popular jarabe analgésico para niños. Algunos dijeron que no los habían encontrado.
“Los pacientes a los que atiendo han perdido algunos medicamentos para la tensión”, dijo Erlikh. “Y algunos médicos que conozco reportan problemas con algunos medicamentos muy caros, muy importantes (utilizados en) algunos procedimientos quirúrgicos”.
El ministro ruso de Salud, Mikhail Murashko ha reiterado que la disponibilidad de medicinas no es un problema en el país y atribuido cualquier desabastecimiento a las compras de pánico. Dijo que la demanda de algunos medicamentos se ha multiplicado por diez en las últimas semanas e instó a los rusos a no acaparar.
Los expertos están de acuerdo en que las compras de pánico han jugado un papel para crear el desabastecimiento.
“La gente se apresuró a acumular y, en algunos casos, suministros que se suponía durarían un año o un año y medio se habían vendido en un mes”, dijo Nikolay Bespalov, director de desarrollo de la compañía, director de desarrollo de la firma de análisis RNC Pharma.
Bespalov también apuntó a problemas logísticos ocurridos al principio de la crisis. Aunque las grandes compañías farmacéuticas occidentales prometieron no retirar medicamentos vitales del mercado ruso, las sanciones bloquearon a importantes bancos rusos del sistema internacional SWIFT, lo que complica los pagos internacionales. Docenas de países interrumpieron su tráfico aéreo con Rusia, lo que afecta a las cadenas de suministro.
Los expertos recalcaron que las cuestiones logísticas se han resuelto en gran parte, pero las compras de pánico, provocadas por miedo a que las empresas detengan sus entregas, podrían seguir provocando desabastecimiento durante cierto tiempo.
“Claramente, hasta que se calmen los ánimos, continuará”, dijo Bespalov.
Medios locales en lugares desde Vladimir, a las afueras al este de Moscú, hasta la región de Kemerovo, en Siberia, reportaron escasez de varios medicamentos en los últimos días de marzo, conforme continuaban las compras de pánico.
Sin embargo, la agencia rusa reguladora de salud, Roszdravnadzor, indicó el vienes en un comunicado que “la situación en el mercado de medicamentos están volviendo a la normalidad de forma gradual, las compras de pánico de productos farmacéuticos está remitiendo”.
Erlikh, el cardiólogo, señaló que ya había problemas previos con medicamentos de calidad en Rusia, que según algunas estimaciones importa hasta el 40% de sus fármacos.
Algunos medicamentos importados empezaron a escasear desde que las autoridades adoptaron una política de sustitución de importaciones para compensar las sanciones por la anexión de Crimea en 2014 y fomentar sus propios medicamentos ante los de fabricación extranjera.
La política daba una larga lista de preferencias a las empresas rusas y en definitiva hacía poco rentable para las farmacéuticas extranjeras vender algunos de sus fármacos caros de gama alta a Rusia.
En 2015, las compras estatales de medicamentos para hospitales y clínicas con fondos estatales, que suponen hasta el 80% del mercado farmacéutico ruso, quedaron sujetas a la norma de “tres es multitud”, que excluía a las firmas extranjeras cuando al menos dos empresas rusas pugnaban por un contrato.
El gobierno también ha ido ampliando su lista de medicamentos vitales, un registro de unos 800 fármacos esenciales para los que se fijaron precios obligatorios y relativamente bajos. Las compañías pueden solicitar un cambio de precio al año, pero el proceso es largo, muy burocrático y sin resultados garantizados.
“Ya hemos ido perdiendo de forma gradual una importante medicación original detrás de otra. Los genéricos ocupan su lugar, y si bien hay algunos bastante buenos fabricados en Europa, también hay algunos cuestionables fabricados en Rusia”, dijo Erlikh.
“Por supuesto, cuando no hay medicación original, un genérico es mejor que nada. Pero es una situación de bajar el listón (de forma deliberada), no es una buena forma de vivir”, añadió.