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“Disparan a civiles”: refugiados ucranianos denuncian abusos

Una mujer y una niña, evacuadas de las afueras de la capital de Ucrania, miran por la ventana de un autobús tras llegar a una zona de control en Kiev, Ucrania, el 9 de marzo de 2022. (AP Foto/Vadim Ghirda) Una mujer y una niña, evacuadas de las afueras de la capital de Ucrania, miran por la ventana de un autobús tras llegar a una zona de control en Kiev, Ucrania, el 9 de marzo de 2022. (AP Foto/Vadim Ghirda) (Vadim Ghirda/AP)

PRZEMYSL, Polonia (AP) — Algunos de los más de dos millones de refugiados que han salido de Ucrania y comenzaron a dispersarse por Europa, y más allá, son portadores de testimonios valiosos para construir un caso por supuestos crímenes de guerra.

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Cada vez más, quienes llegan a los pasos fronterizos son sobrevivientes que huyeron de algunas de las ciudades más golpeadas por las fuerzas rusas.

“Fue muy escalofriante”, contó Ihor Diekov, uno de los muchos que cruzaron el río Irpín, a las afueras de Kiev, por las resbaladizas tablas de madera de un puente improvisado luego de que los ucranianos volaran el de concreto para ralentizar el avance ruso.

Escuchó disparos mientras cruzaba y vio cadáveres a lo largo del camino.

“Los rusos prometieron proporcionar un corredor (humanitario) y no cumplieron. Estaban disparando a civiles», afirmó. “Esto es absolutamente cierto. Yo fui testigo. La gente tenía miedo”.

En los próximos días, el mundo conocerá más testimonios de este tipo a medida que más gente salga por los frágiles pasillos humanitarios.

El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, dijo el miércoles que había tres corredores activos en zonas bombardeadas. Los residentes pudieron salir de Sumy, en el noreste, cerca de la frontera con Rusia; de los suburbios de Kiev, y de Energodar, la ciudad del sur donde las fuerzas rusas tomaron el control de una importante central nuclear. En total, alrededor de 35.000 personas fueron evacuadas, añadió.

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Se han anunciado más salidas para el jueves, mientras la desesperada población trata de abandonar ciudades en las que la comida, el agua, los medicamentos y otros productos artículos de primera necesidad se estaban agotando.

Al menos un millón de personas estaban desplazadas dentro del propio país, además del creciente número de refugiados, dijo a reporteros Antonio Vitorino, director general de la Organización Internacional para las Migraciones. La magnitud de la crisis humanitaria es tan extrema que el “peor escenario” contemplado en los planes de contingencia de la OIM ya se ha rebasado, apuntó.

Se necesitan con urgencia psicólogos formados que hablen ruso y ucraniano, añadió Vitorino señalando que entre quienes huyen hay, cada vez más, testigos traumatizados.

Se cree que miles de personas han muerto en toda Ucrania, tanto civiles como soldados, desde que las fuerzas rusas invadieron el país hace dos semanas. Funcionarios municipales de la asediada ciudad portuaria de Mariúpol han dicho que 1.200 residentes fueron asesinados allí, tres de ellos en el bombardeo de un hospital infantil. En la segunda ciudad más grande del país, Járkiv, la fiscalía reportó 282 decesos de residentes, incluyendo varios niños.

La oficina de derechos humanos de Naciones Unidas dijo el miércoles que registró 516 muertes civiles en las dos semanas de conflicto, 37 de ellos menores. La mayoría estuvieron causadas por “el uso de armas explosivas con un rango de impacto amplio”, señaló apuntando que la cifra real sería “considerablemente más alta”. Los datos de la agencia no incluyen algunas zonas de “hostilidades intensas” como Mariúpol, añadió.

Algunos de los últimos refugiados han visto esas muertes en primera persona. Sus testimonios serán una parte fundamental de los esfuerzos para responsabilizar a Rusia de ataques contra civiles y estructuras civiles como hospitales y viviendas.

El fiscal de la Corte Penal Internacional abrió la semana pasada una investigación que podría señalar a altos cargos por su presunta responsabilidad en la comisión de crímenes de guerra, tras la solicitud de docenas de países que integran el tribunal. La recolección de pruebas ha comenzado.

Quienes logran escapar, temen por aquellos que no pueden hacerlo.

“Tengo miedo», dijo Anna Potapola, una madre de dos hijos que llegó a Polonia procedente de la ciudad de Dnipro. “Cuando tuvimos que marcharnos de Ucrania, mis hijos me preguntaron: ‘¿Sobreviviremos?’ Tengo mucho miedo por la gente que queda atrás».

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