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Querétaro jugará a puerta cerrada, pero no será desafiliado

CIUDAD DE MÉXICO (AP) — El Querétaro no será desafiliado y las barras seguirán en el fútbol de México.

Los dueños de los 18 clubes de la máxima categoría descartaron el martes las medidas más radicales en respuesta a la riña colectiva entre aficionados del Querétaro y el Atlas que estalló el sábado pasado en las tribunas del estadio Corregidora, y que dejó a 26 personas hospitalizadas.

Para prevenir una repetición de incidentes violentos, los propietarios acordaron iniciar un programa de identificación de aficionados.

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A la misma hora en que se daba la reunión de dueños, la Comisión Disciplinaria, organismo responsable de dar la sanciones en el fútbol local, anunció que el Querétaro deberá jugar durante un año sus partidos como local sin espectadores. Además, su barra o grupo de animación no podrá asistir a partidos durante tres años.

“Es imperativo que estos sucesos no se repitan”, dijo el presidente de la Liga MX, Mikel Arriola.

El partido en el feudo del Querétaro por el torneo Clausura fue interrumpido a los 62 minutos cuando aficionados ingresaron al campo, buscando alejarse de la pelea entre las barras en la cabecera norte del estadio de la ciudad ubicada 218 kilómetros al norte de la capital.

La pelea entre aficionados en la tribuna se trasladó a la cancha, donde continuaron agrediéndose a puñetazos y patadas. Algunos utilizaron sillas, palos y barras metálicas para golpearse.

Cuatro de los heridos siguen hospitalizados, incluyendo tres en estado grave.

La comisión disciplinario decretó la derrota del Querétaro ante Atlas en la mesa por 0-3 y fue multado con un 1,5 millones de pesos (unos 70.000 dólares). Los equipos empataban 1-1 antes que empezara la batalla campal.

Arriola explicó que la moción para desafiliar a Querétaro no fue aprobada porque experiencias pasadas les mostraron que genera más problemas que soluciones y que es injusta para jugadores, jugadoras e integrantes de cuerpos técnicos.

En lugar de la desafiliación, se aprobó sancionar con cinco años de cualquier actividad deportiva en México a todos los actuales dirigentes del equipo, quienes estaban rentando el equipo a su propietario real Jorge Alberto Hank Isunza, presidente y propietario del club Tijuana.

También se anunció que Hank Isunza deberá vender al equipo al finalizar el año. En caso de no existir un comprador que cumpla los requisitos que pide la Liga MX, sería el propio organismo el que asumiría el control del mismo.

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