Los ataques cada vez más intensos de Rusia contra las populosas áreas urbanas de Ucrania dejaron escombros y destrozos en calles y plazas, mientras la invasión se cobraba nuevas víctimas en todo el país.
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En la plaza central de la segunda ciudad más grande de Ucrania cayó lo que se creía que fue un misil, dejando la zona llena de escombros.
En los hospitales los empleados corrían para atender a las víctimas de los cañoneos, mientras las madres y los niños se refugiaban en sus sótanos.
Pese a que los combates en Ucrania se recrudecían, seguía siendo incierto el número de muertos.
En las fronteras, las familias angustiadas se despedían. Mujeres y niños huían a naciones vecinas y los hombres regresaban para pelear. Desde que comenzó la invasión rusa, más de 675.000 personas han escapado a los países vecinos, una cifra que no hará más que crecer, según la agencia de la ONU para los refugiados.