OTTAWA (AP) — Un enfrentamiento parecía inminente en el asedio de casi tres semanas en Ottawa por parte de los camioneros que protestan las restricciones del COVID-19 ante la advertencia de la policía a los conductores, de que abandonen la capital inmediatamente para evitar el arresto.
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Los grandes remolques estacionados frente al parlamento representan el último baluarte de los manifestantes, que abandonaron todos sus bloqueos en la frontera con Estados Unidos.
Todos los cruces quedaron abiertos por primera vez en más de dos semanas de protestas, y la atención se enfocó en la capital, donde los choferes destrozaron carteles que les decían que regresaran a sus casas.
Autoridades con chalecos amarillos de “enlace policial” recorrían la zona de remolque en remolque, golpeaban a las puertas de las cabinas y entregaban panfletos en los cuales se informaba a los choferes podían ser juzgados, despojados de sus licencias y de sus vehículos bajo la Ley de Emergencias. La policía empezó a dejar avisos de multas.
Algunos manifestantes arrojaron los panfletos al inodoro de un baño en la calle. Se sentaron en sus camiones y produjeron un coro de bocinas que resonó en todo el centro.
La policía distribuyó panfletos más explícitos el miércoles al atardecer, en los que detallaba los cargos y sanciones que enfrentarían quienes permanecían en la ciudad. El jefe de policía en funciones dijo que enviaría a sus agentes a llevarse los cientos de camiones.
“Recuperaremos íntegramente el centro y cada espacio ocupado. Retiraremos esta protesta ilegal. Devolveremos a nuestra ciudad el estado de normalidad», dijo el jefe interino Steve Bell al concejo municipal. “Ustedes escucharán y verán estas medidas en los próximos días”.
