Dos años después del comienzo de la pandemia, Jackie Hansen aún salía solamente de su casa para visitar al médico, con su sistema inmunológico tan dañado por cáncer y lupus que las vacunas contra el COVID-19 no eran eficaces.
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Entonces, Hansen recibió un alivio —dosis escasas del primer medicamento que ofrece seis meses de protección para personas sin ninguna otra manera de combatir el virus.
“Es una inyección de vida”, afirmó Hansen tras recibir las inyecciones de Evusheld en la clínica del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh. Se dijo ansiosa por “abrazar a mis nietos sin temor”.
Hasta siete millones de estadounidenses con sistemas inmunológicos debilitados han sido relegados en los esfuerzos de la nación para regresar a la normalidad. Un sistema inmunológico débil no puede prepararse para combatir el virus tras la vacunación de la misma forma en que lo hace uno saludable. No solamente esos pacientes siguen teniendo un riesgo elevado de enfermarse severamente y morir por el COVID-19, sino que también pueden albergar infecciones que pudieran crear otras variantes.
Al tiempo que más partes del país abandonan ahora los mandatos de uso de mascarillas y otras precauciones a medida en que amaina la ola de infecciones con ómicron, cómo mantener protegido a ese grupo olvidado ha adquirido ahora nueva urgencia.
Esto está “pasando rápidamente a ser una epidemia de los vulnerables”, subrayó el médico Jacob Lemieux, especialista en enfermedades infecciosas en el Hospital General de Massachusetts. Mientras que las personas saludables vacunadas pueden regresar a las actividades prepandemia con pocos temores de consecuencias severas, “los comprometidos inmunológicamente —pese a la vacunación, pese a tomar todas las precauciones— no pueden hacerlo y siguen bajo riesgo”.
“Vamos a tener que lidiar con esto como sociedad y va a ser un tema realmente difícil”, añadió.
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De hecho, en medio de discusiones sobre cómo ómicron es menos severa para mucha gente, esa variante contagiosa puso en evidencia la manera en las personas con sistemas inmunológicos comprometidos necesitan más defensas.
“La pandemia no los ha perdonado aún”, afirmó el médico Ghady Haidar, especialista en enfermedades infecciosas en UMPC, donde las personas hospitalizadas con síntomas graves de COVID-19 han sido una mezcla de no vacunados y pacientes con inmunidad comprometida.
Hansen, una enfermera retirada, ha tenido conversaciones difíciles sobre por qué no puede estar en contacto con personas no vacunadas.
“La conducta de otras personas realmente afecta y pone en peligro las vidas de personas como yo”, dijo Hansen, que casi murió de influenza poco antes de la pandemia.