PARÍS (AP) — Hacía años que el Kremlin no era tan popular entre visitantes europeos.
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El presidente de Francia, Emmanuel Macron, llega el lunes. El primer ministro húngaro estuvo la semana pasada. Y en los próximos días irá también el canciller alemán.
Todos aspiran a llegar al presidente, Vladimir Putin, el hombre que traza por su cuenta el rumbo de Rusia, en medio del despliegue militar ruso cerca de Ucrania y cuyos planes son un misterio incluso para su círculo interno.
“La prioridad para mí en la cuestión ucraniana es el diálogo con Rusia y la desescalada”, dijo Macron esta semana cuando los periodistas preguntaron por una posible reunión en persona con Putin. “Me preocupa mucho la situación sobre el terreno”.
Francia trabaja por la diplomacia sin “ser inocente”, indicó un funcionario en su oficina, que comentó las negociaciones bajo condición de anonimato.
Hay algunos indicios de que las tiranteces podrían remitir.
“Desde la perspectiva de Putin, ya tuvo una victoria en cierto modo porque ha acaparado nuestra atención y parte de la maniobra era claramente que nos centrásemos en él”, dijo la semana pasada Fiona Hill, exagente estadounidense de inteligencia sobre cuestiones rusas y de Eurasia, durante una comparecencia ante el Congreso de Estados Unidos.
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Sergei Ryabkov, el importante diplomático ruso que lideró la negociación de Moscú en las negociaciones de seguridad del mes pasado con Estados Unidos en Ginebra, dijo hace poco que Rusia está “marcando la agenda que siguen ahora Estados Unidos y el llamado ‘Occidente colectivo’. Hemos tomado la iniciativa de política exterior”.
Macron insiste en que los Europeos deben tener voz en la crisis, que amenaza la estabilidad del continente. Macron y Putin ya han hablado por teléfono tres veces en los últimos días, con resultados inconcluyentes.
El presidente francés ha expresado escepticismo hacia la OTAN en el pasado, y en 2019 dijo que la organización estaba en “muerte cerebral”. El sábado no había rastro de ese escepticismo cuando Macron habló por teléfono con el secretario general del grupo y destacó el “compromiso de Francia dentro de la OTAN con la seguridad de sus aliados”.
Francia también se ha ofrecido a enviar tropas a Rumanía dentro de la OTAN, que ha recuperado la sensación de unidad en las últimas semanas.
La diplomacia europea ha contribuido a enfriar los ánimos en el pasado. El llamado “formato de Normandía” de mediación francoalemana ayudó en 2015 a poner fin a la hostilidades de gran escala en Ucrania, iniciadas el año anterior cuando Moscú prestó su apoyo a rebeldes separatistas en el este del país tras anexionarse la península ucraniana de Crimea.
París organizó el 26 de enero una reunión de asesores presidenciales de Rusia, Ucrania, Alemania y Francia. Acordaron reunirse pronto de nuevo en Berlín, aunque los funcionarios rusos han dicho que cualquier nueva cumbre a cuatro bandas sólo tendría sentido si las diferentes partes acuerdan los próximos pasos para dar una posición especial a los separatistas a favor de Rusia en el este de Ucrania.
Oleksiy Danilov, secretario del Consejo ucraniano de Defensa y Seguridad Nacional, advirtió en contra de insistir en que el país se atenga a las obligaciones que se vio obligada a contraer tras una serie de derrotas militares, y alegó que podría provocar disputas internas que beneficiarían a Moscú.
“Cuando se firmaron a punta de pistola rusa -mientras los alemanes y los franceses miraban- ya estaba claro para todas las personas racionales que es imposible implementar estos documentos”, dijo Danilov el lunes en una entrevista con The Associated Press.
El presidente de Francia llega el martes a Kiev. El nuevo canciller alemán, Olaf Scholz, que viaja el lunes a Estados Unidos, tiene previsto volar a Moscú en una semana.
“Al menos podemos reconocer (a Macron) el mérito de mantener el diálogo (…). Ayuda tener un canal para expresar las preocupaciones europeas directamente a Putin”, dijo la experta rusa Tatiana Kastoueva-Jean, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI).
“Porque (Macron) vaya a Rusia no significa que esté abandonando a Ucrania”, añadió.
Macron reconoció hace poco que “una conversación con Rusia siempre es difícil”. El mandatario ha intentado varias veces establecer una relación personal con Putin, al que invitó al lujoso Palacio de Versalles y, un honor poco habitual, a su residencia de verano en Fort de Bregancon para dar un impulso a las conversaciones de paz con Ucrania durante el verano de 2019.
Putin respondió invitando a Macron a Rusia, pero la pandemia del coronavirus había impedido el viaje hasta ahora.
De modo que las visitas y llamadas al Kremlin continúan, mientras Europa intenta con recelo identificar los objetivos finales de Putin y determinar si se le puede convencer de que ya ha conseguido todo lo que era posible, y que cualquier otro movimiento sólo será contraproducente y terminará dejándole en mal lugar a ojos de los rusos.
En Ucrania, señaló Hill, el 70% de la población ve a Rusia como una fuerza hostil.
Y en Europa, “¿qué ha conseguido?”, dijo el teniente general retirado Ben Hodges en su comparecencia ante el Congreso. “La OTAN es más fuerte hoy de lo que ha sido probablemente en los últimos 20 a 25 años”. Hodgers señaló que Rusia fue expulsado del G-8 tras la invasión de Ucrania, lo que redujo sus contactos directos con líderes de los países más poderosos del mundo.
En definitiva, está por ver si las reuniones directas con esos mismos líderes bastarán para convencer a Putin de que tiene más que perder que que ganar.
“Hasta ahora, todos los movimientos han sido según su calendario”, dijo Hill. “La toma de decisiones definitivas en Ucrania depende también de Vladimir Putin y del pequeño grupo de personas en su círculo interno que comparte sus opiniones”.
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Vladimir Isachenkov informaron en Moscú. Lori Hinnant en París y Justin Spike en Budapest, Hungría, contribuyó a este despacho.