TEGUCIGALPA, Honduras (AP) — Xiomara Castro prestará juramento en las próximas horas como la primera mujer presidenta de Honduras, con grandes expectativas de provocar cambios en un país turbulento y en medio de la incertidumbre causada por una crisis legislativa que podría restarle el apoyo que necesita.
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Unas elecciones realizadas sin incidentes y un amplio margen de votos el 28 de noviembre provocaron alivio, pero los tejemanejes políticos en las semanas previas a la juramentación han alterado las perspectivas y desviado la atención de lo que debería ser un nuevo comienzo esperanzado después de los dos períodos del presidente Juan Orlando Hernández.
En las jornadas en las que Castro debía presentar a los miembros de su gabinete, Honduras ha estado sumida en una disputa acerca de quién presidirá el Congreso. Se han formado dos equipos de dirección legislativa —ninguno de los cuales es legítimo, según los expertos— y su enfrentamiento amenaza con paralizar el Congreso cuando Castro necesita poner manos a la obra para resolver problemas.
Los legisladores del partido de Castro, Libertad y Refundación, respaldaron a uno de los suyos para presidir el poder legislativo en lugar de apoyar al elegido por la presidenta, acordado con su vicepresidente a cambio del apoyo del partido de éste. Ninguno de los grupos cedió, lo que llevó a la celebración simultánea de dos sesiones legislativas el martes.
Luis Ruiz, un hombre que vende fruta cerca del Congreso y que es partidario de Castro, dijo que el desacuerdo político amenazaba con dividir el país. “Ella (Castro) tiene que resolver esta situación a través del diálogo”, dijo, pues “no se ha sentado en el poder y ya está teniendo problemas. Ella debe mostrar su liderazgo”.
El desempleo, la violencia persistente, la corrupción, así como problemas con la salud pública y la educación son solamente algunos de los retos que aguardan a Castro.
Carlos Hernández, de 48 años de edad y quien llevaba en sus manos una piñata con la figura de Castro, dijo que estaba harto y que por eso cree que es muy importante el cambio de gobierno.
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“Esto es ahora o nunca”, declaró el hondureño, quien llegó con su familia hasta el Estadio Nacional para respaldar la toma de posesión de la nueva líder. «Esto lo hago por convicción, queremos que nuestra presidenta no nos vaya a fallar”.
“Yo nunca había votado, pero los nacionalistas me pusieron hasta la coronilla”, agregó el hombre en alusión al Partido Nacional, de Hernández, que gobernó los dos últimos cuatrienios.