Francia tiene una nueva ley que prohíbe las llamadas terapias de conversión y autoriza penas de prisión y multas para los profesionales que empleen esta práctica desacreditada científicamente para tratar de cambiar la orientación sexual o la identidad de género de personas LGBTQ.
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Los 142 disputados de la Asamblea Nacional aprobaron la nueva ley por una unanimidad el martes en la noche.
La legislación contempla sanciones penales para quienes sean condenados por intentar “convertir” a la gente LGBTQ a la heterosexualidad o a las expectativas de género tradicionales.
Además, ofrece la posibilidad de que los activistas presenten demandas civiles en nombre de las víctimas, una iniciativa presentada en el parlamento como un gran avance para quienes dudan o no pueden alertar a la policía por sí mismos.
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La legisladora Laurence Vanceunebrock, que ayudó a conseguir la aprobación del texto en el parlamento, dijo que se dirige “a todos aquellos que comparan una identidad o una orientación sexual con una enfermedad”,
“No hay nada que sanar», dijo a la Asamblea Nacional.
La ministra de Igualdad y Diversidad, Elisabeth Moreno, describió las llamadas terapias de conversión como “bárbaras” y dijo a los diputados que el sufrimiento que infligen “muy a menudo deja marcas permanentes en los cuerpos y las mentes”.
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Bajo la nueva ley, los esfuerzos sostenidos “que tengan por objeto modificar o reprimir la orientación sexual o la identidad de género” y que repercutan en la salud mental o física de las víctimas son sancionables con hasta dos años de cárcel y 30 mil euros (34 mil dólares) de multa.
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El castigo puede incrementarse a tres años de prisión y 45 mil euros (50 mil dólares) en casos con menores o personas especialmente vulnerables.
La práctica de este tipo de terapias está prohibida ya en múltiples estados de Estados Unidos y en Puerto Rico.
La ley entrará en vigor en los próximos 14 días con la firma del presidente, Emmanuel Macron, quien celebró su aprobación.
“Estemos orgullosos de esto», tuiteó el mandatario. “Porque ser uno mismo no es un delito».