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MOR-GEN CORONAVIRUS-ISRAEL

Un repartidor de la app Wolt sale de una farmacia con pruebas rápidas de antígenos a coronavirus para entregar a un cliente, el lunes 10 de enero de 2022, en Tel Aviv, Israel. (AP Foto/Maya Alleruzzo) Un repartidor de la app Wolt sale de una farmacia con pruebas rápidas de antígenos a coronavirus para entregar a un cliente, el lunes 10 de enero de 2022, en Tel Aviv, Israel. (AP Foto/Maya Alleruzzo) (Maya Alleruzzo/AP)

TEL AVIV, Israel (AP) — Aviran Yael recogió unos kits de pruebas rápidas de antígenos de coronavirus en una farmacia del agitado centro de Tel Aviv, las colocó en una bolsa de color azul en la parte trasera de su motocicleta y salió rumbo a su punto de entrega.

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Con ello, Yael se unió el lunes a un creciente ejército de repartidores de la compañía Wolt en todo Israel, lo que se ha vuelto cada vez más común en los tres años desde que la empresa finlandesa comenzó a operar en el país.

La carga dentro de esas cajas azules cambió una vez que el gobierno de Israel autorizó la semana pasada más pruebas diagnósticas caseras, para aliviar la presión sobre los centros de análisis.

Casi de inmediato, a medida que la variante ómicron imponía récords de infecciones, las pruebas rápidas de antígenos se convirtieron en el producto más buscado de la compañía, incluso por encima de la comida, que es la parte central de su negocio, informaron funcionarios.

Para el lunes, mientras Wolt inauguraba sus modernas oficinas en un edificio color azul en Tel Aviv, se ordenaban pruebas de antígenos cada tres segundos, un reflejo de la ansiedad pública y la confusión en torno a los constantes cambios en las políticas contra la pandemia por parte del gobierno.

“Existe un verdadero pánico por estas pruebas”, manifestó Yael.

Incluso en un país relativamente rico y pequeño como Israel, el gobierno y la población atraviesan problemas con el súbito ascenso de casos de ómicron que afecta a todo el planeta, provocando ansiedad en un lugar que ya está familiarizado con las tensiones.

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Desde que la variante se detectó en Sudáfrica en noviembre pasado, el gobierno ha cerrado y reabierto el aeropuerto, ha cambiado sus políticas de pruebas diagnósticas, ha endurecido y relajado los requerimientos de cuarentena y ha causado confusión entre los residentes sobre si deben enviar o no a sus hijos a la escuela, y cómo hacerlo.

Enfrentándose a un descenso en su popularidad, el primer ministro Naftali Bennet advirtió esta semana que tiene previsto que de los 9,4 millones de habitantes del país, entre 2 y 4 millones de ellos resulten infectados por la variante.

El lunes, Israel reportó 21.514 nuevas infecciones, otro máximo histórico. La cifra de casos severos aumentó a 222, un número que continúa muy por debajo de los récords registrados durante las oleadas previas de coronavirus. Bennett ha dicho que su principal preocupación es evitar los casos graves y las hospitalizaciones.

Las pruebas se han disparado a nivel nacional, otro signo de la preocupación por la propagación de la variante. Las pruebas de detección del coronavirus alcanzaron un máximo para la actual oleada, con más de 342.141 pruebas de PCR y antígeno realizadas el domingo, según las cifras del Ministerio de Sanidad. Se trata de la segunda cifra más alta en un solo día, después de un pico de más de 414.000 a finales de agosto, cuando Israel estaba desplegando sus vacunas de refuerzo.

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