WASHINGTON (AP) — El presidente Joe Biden acusó a Donald Trump y a sus simpatizantes de poner una “daga en la garganta de la democracia”, en un elocuente discurso pronunciado el jueves por el aniversario del asalto al Capitolio federal. Advirtió que aunque no tuvo éxito, la insurrección sigue siendo una grave amenaza al sistema de gobierno de Estados Unidos.
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Las críticas de Biden fueron contundentes contra el exmandatario, al que atribuyó el ataque que cambió radicalmente al Congreso y a la nación, y desató una preocupación a nivel mundial sobre el futuro de la democracia estadounidense.
“Por primera vez en nuestra historia, un presidente no sólo perdió la elección, sino que también intentó evitar una transferencia pacífica de poderes cuando una turba violenta irrumpió en el Capitolio”, dijo Biden. “No puedes amar a tu país sólo cuando tú ganas”.
Por momentos levantando la voz hasta llenar la Sala de las Estatuas que los agresores tomaron por asalto, el presidente llamó a los estadounidenses a recordar lo que vieron el 6 de enero con sus propios ojos: una turba que atacaba a policías y rompía ventanas, una bandera confederada dentro del Capitolio, horcas afuera del recinto con la amenaza de colgar al vicepresidente, todo esto mientras Trump veía los disturbios por televisión desde la Casa Blanca.
“Los simpatizantes del expresidente intentan rescribir la historia. Quieren que ustedes vean el día de las elecciones como el día de la insurrección y los disturbios que ocurrieron aquí el 6 de enero como una verdadera expresión de la voluntad del pueblo. ¿Pueden imaginarse una manera más retorcida de ver a este país, de ver a Estados Unidos? Yo no”.
Las declaraciones del presidente dieron inicio a una jornada de remembranza, estableciendo un contraste entre la verdad de lo ocurrido y las falsas narrativas que persisten sobre el asalto al Capitolio, incluyendo el continuo rechazo de muchos republicanos a declarar que Biden ganó los comicios de 2020.
“Debemos ser absolutamente claros sobre lo que es verdad y lo que es mentira”, dijo Biden. “El expresidente de Estados Unidos ha impulsado una serie de mentiras sobre la elección de 2020”.
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“Estamos en una batalla por el alma de Estados Unidos”, declaró.
“No busqué esta pelea, que llegó a este Capitolio hoy hace un año. Pero tampoco le rehuiré. Ocuparé este lugar, defenderé a esta nación. No permitiré que nadie ponga una daga en la garganta de esta democracia”.
Desde Florida, Trump no mostró indicios de olvidarse del tema y, de hecho, revivió su infundado ataque al proceso electoral. No aceptó responsabilidad por arengar a la multitud ese día. En su lugar, en uno de varios comunicados emitidos el jueves, señaló que Biden intentaba “dividir todavía más a Estados Unidos. Este teatro político es una simple distracción”.
Líderes y legisladores del Partido Republicano se mantuvieron mayormente al margen de los eventos de la jornada, calificándolo como algo sumamente politizado. Algunos, sin embargo, siguieron propagando falsedades sobre las elecciones.
“Qué descarada politización del 6 de enero por parte del presidente Biden”, tuiteó el senador republicano Lindsey Graham, ocasional confidente de Trump.
Otros, incluyendo al líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, estuvieron ausentes mientras un contingente acudía al funeral del exsenador Johnny Isakson en Georgia. Los representantes conservadores Marjorie Taylor Greene y Matt Gaetz ratificaron su rechazo a certificar el triunfo electoral de Biden ese día. “No estamos avergonzados de nada”, dijo Gaetz en un podcast.
La división es un duro recordatorio de la ruptura entre los dos partidos, agravada desde que cientos de partidarios de Trump empujaron violentamente a la policía, usaron sus puños y astas de bandera para romper las ventanas del Capitolio e interrumpieron la certificación de la victoria de Biden.
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Los periodistas de The Associated Press Darlene Superville, Kevin Freking, Jill Colvin, Alexandra Jaffe y Farnoush Amiri contribuyeron a este despacho.