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’Pescando con conciencia’, por Zoë Massey | Agente de cambio

Karin Abensur es pescadora artesanal, dato inusual en una mujer. Además, es muy respetuosa del mar y sus especies y quiere formar un gremio para unir a las mujeres que trabajan en la industria pesquera.

POR ZOË MASSEY – Fotógrafa – @ZoePix

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Cuando yo era muy chica, mi mamá alquilaba una casa en Pucusana y nos íbamos por unos días para allá, justo entre el muelle de pescadores y la playa Las Ninfas. Podíamos saltar al mar desde una plataforma, nadar el día entero. Un día alguien compró hilo de pesca y anzuelos para todos. Nos iban a enseñar a pescar. Sacamos borracho, solo eso y yo, bueno… yo los devolvía al mar sin que me vieran, creo que porque así nací.

Ya antes lo he mencionado: vivimos en la costa y, sin embargo, sabemos muy poco de nuestro mar, sobre todo de lo que este nos da. No estamos enterados de lo que comemos, creemos ciegamente en las cartas de restaurantes así nos ofrezcan algún pescado en veda o uno que al llegar a nuestro plato se ve enanito. Somos el segundo país en el mundo en pesca y poco sabemos hasta de la anchoveta ( y las noticias del sector pesca de los últimos días deberían alertarnos de esto).

Cuando Karin Abensur estaba estudiando, un día corriendo olas la llevó a conversar con los pescadores artesanales, a buscar al más experimentado y revisar sus redes. Con él sacó un pescado bien grande, de más de un metro y unos 10 kilos. La alegría que este pescador expresó ante tamaña hazaña hizo que ella encuentre su vocación: ‘Ser pescadora artesanal’. Ella solo tenía 18 años cuando todo esto empezó como un hobby, que se convirtió en una manera de pagar sus estudios y luego no solo en un estilo de vida, sino en una empresa responsable y sostenible.

Karin se formó como ingeniera pesquera en la Universidad Agraria La Molina. El Ministerio de la Producción la nombró ‘Pescadora del Año 2018’ y es beneficiaria del Programa Nacional de Innovación en Pesca y Acuicultura. Además, tiene un sueño grande: ‘En los próximos cinco años, busco crear un gremio de mujeres relacionadas con la pesca: las fileteadoras, las hieleras, las estibadoras y pescadoras, para juntas mejorar la pesca artesanal peruana’. Me encanta que diga ‘juntas’, creo que juntos justamente es la única manera de avanzar.

El trabajo de Karin me genera un respeto grande por varios lados: su amor por el mar, su respeto a las especies que viven en él, la pesca de menor escala, el reto de ser mujer en un mundo claramente de mayoría masculina.

‘Yo estoy convencida de que no hay carreras solo para mujeres o solo para hombres, nosotras podemos estar donde quisiéramos. Sí, mi trabajo es pescar, pero lo que yo busco sobre todo es cambiar los estereotipos y paradigmas, para crear un ambiente menos hostil y con oportunidades para que todas puedan desarrollarse donde ellas quieran’.

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Me quedo pensando en esto y en cuántas mujeres pescadoras he visto desde mi infancia en Pucusana, San Bartolo, Máncora y hoy, El Silencio, siempre pegada al mar: creo que ella es la única. Conozco a las que venden pescado, las que filetean, las que te preparan un cebiche al lado del muelle, pero a ninguna otra pescadora artesanal. Y deben haber más, deben haber niñas que quieren serlo.

Entonces, ¿cómo podemos ser todos siquiera un poquito más como Karin? Pues aplicando algunas cosas en nuestro día a día. Respeta las vedas, las encuentras en la página de Produce. Aprende sobre tallas mínimas de pesca, si ese lenguado que te traen es enano, denuncia. Haz la tarea de jalar las orejas a quienes las venden porque en el círculo estamos todos. Desde el que consume al que vende, el que pesca, el que permite que lo vendan y se queda callado. A mí me confunden con las vedas y sus excepciones, que si es congelado, que si es de granja de langostinos… prefiero simplemente no pedirlo hasta que se acabe la veda. Digo, no es tan difícil poner de nuestra parte.

Compra responsable

Karin – Ecofish (búscala en Facebook con ese nombre) es una empresa que promueve la pesca y el consumo responsable. Puedes encontrarla online y comprar sus pescados con garantía de calidad y conciencia. Vamos, hagamos el esfuerzo de cuidar nuestro mar juntos.

ENTREVISTA

Karin Abensur, pescadora artesanal consciente: ‘El mar es mi amor eterno’

¿Qué es el mar peruano para ti?

Es mi amor eterno, porque tengo un corazón marino.

Dentro de estos años en la pesca, ¿cuál ha sido tu mayor satisfacción?

La obtuve en diciembre del 2019, cuando fui speaker en un evento muy importante y de gran trascendencia: TedxTukuy Women. Allí conté cómo romper los paradigmas día a día en el mar. Al terminar la exposición, todos los asistentes, unas 400 personas, se levantaron a aplaudirme. Haber sentido el calor humano de los aplausos ha sido la mayor satisfacción hasta ahora.

¿Cómo podemos hablar de ‘el mejor cebiche’ cuando nuestro mar es depredado y contaminado a diario y de yapa muchos ni sabemos qué pescado estamos comiendo?

El mejor cebiche es realmente de especies que pocos conocemos y abundan en nuestro litoral. Por ejemplo, el pez volador, el carajito y el pejerrey.

¿Qué recomiendas a quien compra pescado en el mercado?

Dos cosas importantes: no comprar las tres especies sobreexplotadas, que son el lenguado, la chita y la corvina. Aparte de ser caras, cada vez vienen más chicas, así que mejor busca a sus familiares. Por ejemplo, la chita tiene a su primos, el pez loro y el pez burro. Y segundo, pongan su dedo en el cuerpo del pescado durante tres segundos. Si se queda tu dedo en la piel, no lo compres. La rigidez muscular es señal de buena calidad, es decir, si tu dedo crea un hundimiento significa que está empezando su estado de putrefacción, está por pasarse, así que mejor compra otro.

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