Por varias razones, pocos locales con puerta a calle aportan menos a la ciudad, en términos urbanos, que los bancos. Al tener una atención con horario de oficina (9 a.m.-6 p.m.) replican el principal problema de los centros financieros: están muertos de noche. Además, al ser un lugar de operaciones financieras y transacciones de dinero, su naturaleza es introvertida: no tiene sentido que desde la calle se pueda ver a gente retirando dinero o tramitando una nueva tarjeta de crédito. Por eso mismo, los bancos siguen siendo lugares potencialmente peligrosos en los que quien te recibe suele ser un agente de seguridad armado.
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Para mí, un caso emblemático de este problema resultó del reemplazo del bellísimo local que tenía la librería El Virrey sobre el boulevard Miguel Dasso por una anodina agencia del Interbank, hace un tiempo. Aunque en los últimos años, y con alguna complicidad municipal, Dasso ha recuperado su vocación peatonal con la apertura de nuevos cafés y el ‘vuelco’ de los mismos hacia la calle, los locales con horario de oficina le siguen haciendo un flaco favor a este concurrido boulevard sanisidrino.
Por eso pienso que lo último que debería promover un municipio en un barrio que pretende ser intenso, diverso y amigable al peatón, es una agencia bancaria con un gran frente a pie de calle. Felizmente (y esto hay que reconocerlo), los propios bancos vienen trabajando para revertir estos problemas. En los últimos años casi todos han experimentado con el diseño de agencias más amables, procurando maquillar su esencia con un ambiente más informal y menos acartonado, ofreciendo también algunos servicios básicos de cafetería.
En una interesante iniciativa sobre el mismo boulevard Dasso, el Banco de Crédito ha remodelado su tradicional agencia bancaria y, en asociación con la cadena PukuPuku, ha inaugurado un nuevo concepto de agencia llamado BCP Café. Lo interesante es que, a diferencia de intentos anteriores que se percibían como típicas agencias que también ofrecían café, este se percibe como un café o bar que también ofrece servicios bancarios, de forma complementaria.
En términos de diseño, su principal aporte a la ciudad me parece el hecho de haber puesto la cafetería ocupando todo el frente del local y la agencia detrás. De esta forma, el local cumple el mismo rol urbano que los cafés y restaurantes vecinos y, junto con la ampliación de su horario hasta las 11 de la noche, dejará de ser un lunar en un lugar con clara vocación peatonal y de ocio.
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