Jorge Sánchez Herrera – Nómena Arquitectura – Arquitecto/Urbanista jorge@nomena-arquitectos.com
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Suele decirse que nuestra apatía e indiferencia hacia la política tiene que ver con que buena parte de nuestras vidas funcionan al margen del Estado. Como no esperamos nada de él, nos da igual quién sea el presidente, quiénes los congresistas, o incluso si tenemos un Congreso o no. Pero muchas veces pienso que los peruanos no solo vivimos al margen del Estado, sino a pesar de él. Es decir, debemos sobrevivir a las consecuencias de sus decisiones.
Pocas veces veo esto tan claro como cuando el gobierno, en cualquiera de sus escalas, diseña una obra vial. Es decir, se puede esperar que la vía (sea vehicular o peatonal) esté en mal estado o no tenga las dimensiones adecuadas, pero en el Perú, además, hay que cuidarse de que el diseño mismo no te mate.
La reciente entrega de la ¿nueva-antigua? Panamericana Sur ha recibido en pocos días una lluvia de críticas por su pésimo diseño. La ausencia de veredas, cruces mal dispuestos, falta de señalización y ciclovías imposibles resultan en una vía que, si todos los usuarios la transitan respetando su diseño actual, causará algunas muertes seguras.
Otro ejemplo son los puentes temporales que la misma Municipalidad Metropolitana de Lima está por inaugurar en la parte de Miraflores de la Costa Verde, a ambos lados de la Bajada de Armendáriz, para que los peatones puedan cruzar hacia las playas. Aun no están claros sus accesos peatonales desde los acantilados y, en uno de ellos, la base central se apoya sobre uno de los tres carriles de la vía. Sí, si algún despistado conductor (de los que abundan en el circuito de playas) golpeara este apoyo, se llevaría consigo a todo aquel infortunado que estuviera cruzando.
Ya antes he sido muy crítico del circuito de playas de la Costa Verde (busquen mi columna ‘Circuito de fallas’), en la que el diseño -además de la irresponsabilidad de muchos conductores, claro- ha sido el causante de tantos y tantos accidentes, muchos de ellos mortales. Pero, la verdad, es que este es solo un ejemplo más de la ligereza con que diversos municipios malgastan nuestro dinero construyendo infraestructura.
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