¡Cómo no te voy a querer, si eres mi Perú querido, el país bendito que me vio nacer! La nostalgia y añoranza se apoderan de este exiliado de sólo recordar esos momentos tan gloriosos que me permitieron ver al Perú en un mundial de fútbol. Y sí pues, cómo explicar ese desborde de sentimientos y emociones que fueron desencadenados con sólo contemplar nuestra blanquirroja desplazarse por las ciudades y estadios de Rusia. Cómo no humedecer los ojos de sólo apreciar a esos casi cuarenta mil compatriotas que saltaban extasiados flameando nuestra tan preciada bandera. Cómo no inflar el pecho de orgullo si esas tan lejanas y desconocidas ciudades de Saranks, Ekaterinburgo y Sochi fueron colonizadas por ese fervientísimo apoyo incondicional de los peruanos hacia nuestra selección.
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La indescriptible y rara mezcla de euforia y melancolía me invade al rememorar cómo la voz del ilustrísimo Arturo “Zambo’ Cavero cantando ‘Contigo Perú’ resonaba en esos estadios peruano-rusos y era capaz de enorgullecer hasta los tuétanos, quebrar la voz y poner a llorar de la emoción hasta al más inquebrantable compatriota testigo de esa escena. Cómo no recordar esas blanquirrojas tribunas abarrotadas de apasionados hinchas que no cesaban de apoyar incansablemente con cánticos a los once héroes peruanos en esas canchas rusas. Y es que recordar a esos miles de conciudadanos dirigirse en hordas con desmesurada fidelidad y algarabía hacia los estadios me inflama de júbilo el corazón.
Tres fueron las contiendas futboleras que disputó la selección peruana: dos derrotas y una victoria. Se podría discutir ampliamente cuáles fueron las razones por las que quedamos fuera de la copa mundial. Sin embargo, eso no viene al caso; al contrario, es ese entrañable sentimiento, infatigable apoyo y lealtad incomprendida que mostraron esos hinchas de corazón lo que perpetuará en nuestra historia y que motivó a la FIFA el 24 de setiembre de 2018 a otorgarnos el premio a la mejor hinchada del mundo, no sólo por el actuar de los hinchas durante el mundial, sino también por los incondicionales compatriotas que acompañaron a la selección durante el proceso de clasificación. Y esa inmortalización en la historia blanquirroja está reflejada en el nombramiento de ese día como el ‘Día de la hinchada peruana’ benditamente declarada por la Federación Peruana de Fútbol.
Y no, esto no es una apología a la mediocridad ni al conformismo. Cómo pretender llamar mediocre a un pueblo fervoroso y leal que se une impenetrablemente con un único propósito: alentar sin desfallecer a su selección. Muy por el contrario, este es un humilde reconocimiento para todos aquellos peruanos que realizaron viajes interminables al otro lado del mundo y que alentaron fuera y dentro de las canchas con locura y pasión, a una sola voz, al unísono. Y es que en el fútbol siempre se juegan dos partidos: uno con la pelota en el césped; y otro en la tribuna. Por ahora hemos ganado el segundo, por ahora …
Sobre el autor:
Soy Renato Tello Benel, ingeniero electrónico de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) y MBA de la Universidad Politécnica de Cataluña con especialización en Big Data & Analytics in Organizations. Además, como profesional, he llevado cursos de tecnología en biomedicina en Holanda y Estados Unidos, y he liderado proyectos en Latinoamérica.
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