Por Santi Román – Director del Máster en Innovación y Emprendimiento y del Máster en Transformación Digital y Desarrollo de Negocio de OBS Business School
PUBLICIDAD
Hace unas semanas se confirmaba lo que días antes parecía una certeza: el Mobile World Congress (MWC) en su edición 2020 no se celebrará. La razón oficial era inimaginable hace pocos meses: un virus. Circulan otras teorías conspiratorias, pero no por ello menos veraces, como que la feria ha sido una víctima colateral de la guerra comercial entre Estados Unidos y China o de la mala relación Cataluña – Madrid. Seguramente habrá más de una variable en la decisión de cancelación del MWC, pero desde el sentido común es acertado suspender una feria donde la afluencia de visitantes de China es masiva, más si cabe observando la dinámica de propagación del virus que ha encontrado en Irán la puerta a Europa. Mientras escribo estas líneas en el norte de Italia hay 50.000 personas en cuarentena. Es un riesgo demasiado alto para una feria, por muy importante que sea.
El MWC siempre ha estado en el disparadero por múltiples razones: las huelgas de taxistas que complicaban la movilidad durante el evento, el proceso político catalán que dificultaba la coordinación necesaria entre administraciones locales y estatales, la competencia de otras ciudades ávidas de albergar un evento que tiene una repercusión económica importante en el tejido económico de la ciudad, entre otros. El MWC es un «caramelo» que muchos quieren y que Barcelona ha sabido gestionar, tal y como ha demostrado siempre con todo lo que le importa y que aúna grandes consensos. Cuando tenemos altura de miras, somos muy buenos.
El objetivo de este artículo es valorar las consecuencias de esta cancelación. Creo que todavía es prematuro emitir una opinión, pero mi apuesta es que será algo positivo para Barcelona y el MWC. En la sociedad de la información y de la aceleración tendemos a sobre reaccionar ante las noticias, y las primeras sensaciones han sido de cataclismo. Pero creo que a medio y largo plazo es una gran oportunidad y que Barcelona y el MWC saldrán reforzados. En una primera derivada, el impacto económico a corto plazo es importante y no hay alternativa que lo compense. Se cifra en 500 millones de euros el negocio esperado de esta edición del MWC. Una pérdida que supondrá un mazazo para sectores como la hostelería y la restauración. Esto está perdido en gran medida. También habrá costes asociados a la cancelación que no serán menores para los organizadores y las empresas que ya habían comprometido presupuesto para la preparación de la feria. Pero estoy convencido que a medio plazo, este alto será positivo por varios motivos:
/ Es una prueba de esfuerzo para la marca Barcelona, que lo superará como siempre lo ha hecho. Los latinos somos buenos improvisando. Hacer del problema una oportunidad. Lo fácil hubiese sido no hacer nada, pero lo inteligente es intentarlo, ya que no hay nada que perder. Lo estamos viendo con la reacción del ecosistema tecnológico barcelonés y español. En el plazo récord de una semana se ha creado el Barcelona Tech Spirit, que albergará eventos y actividades relacionados con el emprendimiento y la tecnología. También lo demostramos cuando Madrid asumió la organización de la Cumbre Mundial del Clima que se tenía que celebrar en Chile. Sabemos aprovechar las oportunidades. En estas circunstancias me viene a la mente el Bread & Butter, una de las ferias emblemáticas que aprovechó el tirón de Barcelona para crecer y hacerse un nombre. Era la feria referente de moda urbana y tendencias. En el año 2009, la feria y los 100 millones que representaban se mudaron a Berlín. Cinco años después, la feria dejó de celebrarse principalmente por el agotamiento de la fórmula y la proliferación de eventos similares. Cinco años después el atractivo de Barcelona como epicentro de la celebración de eventos sigue intacto. Barcelona es resiliente.
/ El MWC necesitaba una pausa. Parar para repensar la feria. Mi sensación es que el MWC y Barcelona estaban bajo demasiada presión por los motivos anteriormente comentados. Esta pausa dará tiempo a todas las partes y sectores económicos para valorar, en su medida, la importancia de la combinación Barcelona – MWC, y a hacer piña para que el MWC 2021 sea la mejor edición de la historia. Es un paso atrás para dar dos adelante y apuntalar y reforzar la relación entre ambos entes. Es en las situaciones críticas cuando calibras la calidad de las personas. Quiero pensar que tanto Barcelona como el MWC estarán a la altura y la relación saldrá fortalecida. Este alto tiene que servir para darle un nuevo impulso a la feria.
/ El sector tecnológico tiene resortes para seguir innovando y evolucionando. La cancelación del MWC no tendrá impacto. El Mobile es un punto de encuentro del sector donde se aprovecha para comunicar novedades al mercado y desarrollar negocio, principalmente B2B. Es una feria profesional en las que se cierran contratos y acuerdos. Pero el sector, las marcas y empresas tienen recursos para encontrar alternativas para presentar sus productos. Las reuniones se celebrarán en otro momento o virtualmente. La rueda del sector sigue girando al mismo ritmo trepidante de siempre.
PUBLICIDAD
Lo que realmente me preocupa es el coronavirus. La suspensión del MWC es un daño colateral del que saldremos reforzados, pero hay elementos para la preocupación. Por un lado, la dinámica de propagación del virus, la poca credibilidad de las instituciones chinas y la duda sobre la veracidad de los datos públicos. Por otro lado, la sensación de incapacidad por parte de los organismos internacionales para contener el virus y evitar una pandemia. Estamos ante lo que Taleb denomina «cisne negro» con consecuencias impredecibles. Es un buen momento para visionar la Ted Talk de Bill Gates del año 2015. Premonitoria.
LEE TAMBIÉN
– Lima inaugura tramo de la Costa Verde que conecta con el Callao
– ‘Stupid Love’: el nuevo videoclip de Lady Gaga que fue grabado con un iPhone 11 pro
– ¿Qué razas de perros son más propensos a morder y cómo evitarlo?
– Europa League 2020: así quedaron las llaves de octavos de final