Washington. Informaciones sensibles, confidenciales, comprometedoras… el informe final sobre la investigación rusa se publica este jueves en una versión expurgada de todo tipo de detalles, que podría dejar decepcionada a la opinión pública de Estados Unidos.
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Su autor, el fiscal especial Robert Mueller, ha estado investigando en el más discreto de los secretos durante 22 meses.
El 22 de marzo cerró su investigación y entregó un informe de 400 páginas al fiscal general, Bill Barr, sin decir una palabra.
Barr, un jurista experto, mantiene toda la discreción sobre la publicación del documento.
Por ahora, ha hecho saber que **Mueller **no había hallado pruebas de una eventual alianza entre **Rusia **y el entorno de **Donald Trump **en la campaña electoral de 2016, y ha estimado que no había materia para acusar al presidente de obstrucción a la justicia.
Por lo demás, ha devuelto el informe final de **Robert Mueller **y ha prometido la mayor transparencia precisando, no obstante, que el marco legal le obligaba a suprimir cuatros tipos de información a ojos del público.
En primer lugar el informe final será expurgado de todos los detalles que podrían permitir identificar una fuente de los servicios de información o un informador de la policía federal.
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Además estará desprovisto de cualquier información que pudiera afectar a alguna investigación en curso, como la que llevan a cabo actualmente fiscales de Nueva York **y de **Washington, sobre la base de informaciones descubiertas por Robert Mueller, acerca de presuntas sumas entregadas durante la campaña a mujeres presentadas como antiguas amantes de Donald Trump.
**Grandes jurados**También se ocultarán informaciones susceptibles de perjudicar la reputación de actores «periféricos» que la justicia ha decidido no perseguir. Esto podría afectar al yerno o al hijo de **Donald Trump**, que fueron citados en un momento dado en el marco de las sospechas de colusión con **Rusia**.
Los últimos recortes tienen que ver con los elementos obtenidos por un “gran jurado”.
Herramienta clave del derecho estadounidense, estos colectivos de ciudadanos elegidos al azar tienen por misión decidir si es oportuno que un sospechoso comparezca ante un tribunal.
La Constitución dispone que este procedimiento es obligatorio para las acusaciones graves y el fiscal especial **Mueller **estableció por lo menos dos grandes jurados para ayudar en su investigación: uno en Washington y otro en el estado vecino de Virginia.
Los grandes jurados están dotados de amplios poderes (pueden pedir documentos y convocar testigos) y operan en absoluta confidencialidad.
Este secreto está encaminado a garantizar que los testigos puedan hablar libremente y que la reputación del sospechoso se mantenga intacta si se establece algún caso contra él.
En el documento publicado el jueves, un código de color permitirá comprender qué recorte corresponde a cada categoría.
Según el **Washington **Post citando “personas cercanas al tema”, la versión que el departamento de Justicia va a publicar este jueves solamente estará ligeramente censurada.
Según estas fuentes, el texto mostrará que el fiscal especial no ha logrado llegar a una conclusión sobre la cuestión de un eventual obstáculo a la justicia porque era difícil determinar cuales eran las intenciones de Trump en ese asunto, y porque algunas de esas acciones podrían ser consideradas inocentes.
**»Fugas»**Luego de 22 meses de investigación, el metódico y discreto **Mueller **entregó un informe final de cerca de 400 páginas al Departamento de Justicia, encabezado por Barr, que publicó dos días después un resumen de sus principales conclusiones.
Pero la oposición demócrata reclama la publicación íntegra del informe, al sospechar que Barr, nombrado en su cargo por el mandatario, suavizó sus conclusiones.
“Vuestra gestión del informe es inaceptable”, dijo la semana pasada la representante demócrata Nita Lowey durante la audiencia, acusando a **Barr **de haber “seleccionado” las informaciones favorables al presidente.
“Si el informe no se hace público completamente, atestará un serio golpe a nuestra democracia”, añadió su colega José Serrano.
“En este punto, no tengo la intención de transmitir el informe integral a ninguna comisión”, declaró por su parte Barr, mencionando el riesgo de “fugas”.
Si se mantienen firmes en su parecer, los demócratas podrían recurrir a la justicia, sobre todo para tratar de obtener el levantamiento del secreto que rodea a los grandes jurados.
Fuente: AFP