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Jartum. La alegría por el derrocamiento del presidente Omar al Bashir por el Ejército de Sudán se ha convertido en rabia y ha alimentado nuevas reivindicaciones en la acampada de protesta en los alrededores de su cuartel general en Jartum, donde permanecen los más recelosos y combativos.
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“¡Abajo de nuevo!”, es el nuevo lema que corean los manifestantes en las últimas horas, después de haber gritado durante semanas “¡Abajo y punto!” para pedir la dimisión de Al Bashir, mientras se preparan para una noche incierta por el toque de queda impuesto por el Ejército a partir de las 22.00 hora local.
“Un ladrón se fue, un ladrón vino, Auf: ¡márchate de nuevo!”, dicen algunos de los asistentes en referencia a Awad bin Auf, el ministro de Defensa encargado de anunciar este jueves en la televisión estatal el derrocamiento de **Al Bashir **y el establecimiento de un Consejo Militar Transitorio que dirigirá el país en los próximos dos años.
Después del anuncio, miles de personas se volvieron a dirigir a la acampada con banderas de **Sudán **para seguir reivindicando un traspaso del poder a un Gobierno civil y democrático, mientras que otros se dieron por satisfechos y se marcharon.
A los alrededores del complejo militar que custodia la sede de la comandancia del Ejército y del Ministerio de Defensa llegaron también poetas, cantantes y grupos de música que durante la tarde entonaron canciones patrióticas.
En un escenario móvil los artistas y manifestantes cantaban los lemas de la revolución que empezó el pasado diciembre.
Empresas y restaurantes cercanos siguieron ofreciendo agua, bebidas gaseosas y comida a los que se encuentran en la acampada de protesta, que comenzó el pasado sábado para pedir el apoyo del Ejército para expulsar del poder a Al Bashir.
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Unas mujeres acudieron con grandes contenedores con té y café que fueron repartiendo en vasos de papel, mientras que los organizadores de la acampada pidieron la colaboración ciudadana para seguir alimentando a los participantes.
Omar Saleh, miembro de la Asociación de Profesionales Sudaneses, dijo a Efe que este grupo de sindicatos opositores que ha liderado las movilizaciones en las pasados meses va a continuar acampado a las puertas del cuartel general del Ejército hasta que “el ministro de Defensa entregue el poder a un Gobierno civil democrático”.
“Hemos tenido éxito en la primera fase de la movilización con la dimisión del dictador Omar al Bashir, ahora los ciudadanos están felices con el anuncio de la destitución de **Al Bashir **y su detención” por los militares, agregó Saleh.
El portavoz de la Asociación, Mohamed Nayi al Asam, uno de los presos políticos que estaban encarcelados, ha llegado esta tarde al lugar de la sentada después de su puesta en libertad por orden de las Fuerzas Armadas y ha sido llevado a hombros por sus compañeros, al grito de “¡Libertad, paz, justicia, la revolución es la opción del pueblo!”.
Otro manifestante que ha decidido permanecer acampado es Hasan Abdalá, de unos 40 años de edad, afirma que lo hace porque **Al Bashir **se ha marchado, pero su régimen permanece.
Según Abdalá, el Consejo Militar es “una nueva copia del régimen porque integra a líderes de los aparatos de seguridad que han defendido a Al Bashir en los pasados años”.
La abogada Amal Yabraldín, de 42 años, aseguró que es necesario seguir concentrados hasta que los militares entreguen el poder porque lo que hoy ha sucedido es una “desviación” de la revuelta popular.
“Awad bin Auf es uno de los asistentes de Al Bashir, está acusado de violaciones en Darfur y Estados Unidos impuso sanciones contra él”, dijo.
“No se puede sustituir a un presidente buscado por la Corte Penal Internacional con una persona sancionada por EEUU debido al conflicto de Darfur”, agregó la mujer en referencia a los cargos de crímenes de guerra y lesa humanidad presentados contra el expresidente sudanés.
Yabraldín asegura que hay que seguir acampados “hasta lograr las demandas de la revolución”.
Pero algún manifestante, como Abdelrahim Hasabalá, también mostró su satisfacción en este día “festivo y de alegría para el pueblo sudanés”.
Para el hombre, de 32 años, funcionario de la empresa estatal de electricidad, es “el día que había estado esperando”.
Abdelrahim se mostró optimista respecto a las reformas democráticas y económicas que pueden acometer los militares porque “Al Bashir **era el único obstáculo ante el cambio y la reforma en **Sudán”.
Como Hasabalá, otros empezaron a abandonar la acampada para regresar a sus casas y, después de varios días en la calle y con el peligro de ser desalojados por las fuerzas de seguridad, podrán dormir tranquilos hoy y soñar con un futuro mejor.
Fuente: EFE