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El duro testimonio de un padre tras perder a su hijo en la masacre de Christchurch | FOTOS

Después de la masacre en dos mezquitas que se cobró 50 vidas, los ciudadanos de Christchurch en **Nueva Zelanda **plasmaron sus sentimientos en una pizarra blanca

In this photo taken on March 19, 2019 in Lyttelton, close to Christchurch, local resident John Milne sits on his bed as he writes an anguished letter on a whiteboard four days after his 14-year-old son Sayyad was one of 50 people killed in New Zealand�s twin mosque massacre. - John's letter reads "Sayyad Sayyad Sayyad. Brave Hunter Lion. Kind Caring Loving. Forgiving Forgetting Dreaming. My special little one who had to battle just to live right from the beginning. He was meant to be. Now their (sic) is a bigger hole in my heart that the one that bullet blew out of the exit point of it. He is a battler. He nearly died twice twice after his 30 hour birth. You should see how he hunts a ball as a goalkeeper. He has, is and will make a tiny mark on people�s hearts. That�s just the beginning of all that will be said of him. My little ice baby. Sayyad we love and miss you. Thank you for who you are." (Photo by Anthony WALLACE / AFP) / PHOTOESSAY by Anthony Wallace (ANTHONY WALLACE/AFP)

Christchurch. Cartas de amor a un hijo asesinado y mensajes de solidaridad. Después de la matanza en dos mezquitas que se cobró 50 vidas, los ciudadanos de **Christchurch **en **Nueva Zelanda **plasman sus sentimientos en una pizarra blanca.

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Tras el ataque, un fotógrafo de la AFP pidió a la gente que escribiera un mensaje, que fotografió antes de borrarlo y tender la pizarra a otra persona.

John Milne le escribió a su hijo de 14 años: “Sayyad, Sayyad Sayyad, valiente león cazador”. Recordó su nacimiento complicado: “mi pequeño que tuvo que luchar por vivir desde el comienzo”.

El sueño del adolescente, cuenta su padre, era ser portero del Manchester United. El niño abrazó la fe de su madre y era muy practicante. Cada viernes acudía a la mezquita Al Nur, la primera de las dos atacadas por un supremacista blanco.

John Milne pudo haber perdido a otro hijo ese día, explica, porque Shuayb, el hermano pequeño de Sayyad, lo iba a acompañar a la mezquita si no tuviera una excursión escolar.

Sayyad fue “liquidado”, dice, resumiendo lo poco que sabe del asesinato de su hijo. “Él se cayó al suelo y se murió, probablemente tras haber sufrido un tiempo. La gente que huyó nos contó que lo vieron yaciendo en el suelo de la mezquita junto a todos los cuerpos”.

Milne **está convencido de que el asesino, el extremista australiano **Brenton Terrant, no logrará sembrar el odio entre las distintas religiones.

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“El viernes pasado, un hombre que creía (…) que iba a destruir hizo completamente lo contrario”, recalca. “Ahora está en un agujero infernal” y “no sabe nada del amor, de la alegría”.

Muchos de los mensajes escritos en la pizarra blanca son de unidad. “Amo Nueva Zelanda. Estamos Unidos”, escribió Zeynia, cuyo marido Abas recibió el impacto de una bala en el pulmón.

“No hay lugar para el odio” es el mensaje de Atish, un musulmán de 38 años.

Sandy McGregor escribe llorando: “es trágico saber que no veremos nunca más estas caras magníficas”.

A Russell Falcome-Price le cuesta explicar lo que siente. “No tengo palabras”, se limita a decir.

**John Milne **guardó la pizarra blanca. Los mensajes de solidaridad le reconfortan pero nada le devolverá a su hijo.

Lo vio salir de casa el viernes. Le gustaría haberlo abrazado. “Debí de haberlo abrazado y decirle que lo amaba. Eso es lo que tiene que hacer la gente, decir “‘Te amo’”.

Su carta termina con estas palabras: “Sayyad te queremos, te echamos de menos. Gracias por ser quien eres”.

Fuente: AFP

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