Buenos Aires. Un grupo de investigadores halló el esqueleto de una mujer inca en** Pucará de Tilcara**, fortaleza ubicada a 2.500 metros de altura, en la Quebrada de Humahuaca, provincia de Jujuy, Argentina.
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Los investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) indicaron que el esqueleto de la mujer inca tuvo un destacado prestigio social al final del imperio incaico y durante las primeras apariciones de los conquistadores españoles.
La doctora **Clarisa Otero **manifestó que los restos se encontraban a 30 centímetros de la superficie, en posición genuflexa con distintas piezas cerámicas, collares, placas de metal, huesos de animales, un tubo de hueso, bloques de pedernal, y dos morteros con adherencias de mineral de cobre y hematita.
“Este hallazgo refuerza las nociones que teníamos acerca de las prácticas funerarias prehispánicas, pero a su vez brinda nueva y valiosa información. Por un lado, la ausencia de una estructura para contener el cadáver y la presencia de fauna cadavérica que demuestra que la mujer estuvo parcial o completamente expuesta. Esto implica que una vez que fue depositado el cuerpo en el patio, no se lo movió”, puntualizó Otero.
Según el diario Clarín, el **Pucará de Tilcara** es uno de los pocos del Noroeste Argentino (NOA) que pudo resistir a la colonización de los europeos dada por más de seis décadas.
Los investigadores del **Conicet **indican que la mujer habría estado expuesta como un ancestro para buscar la superviviencia y recibir asistencia ante inclemencias. “Si bien sabemos que sus primeros años de vida no transcurrieron en la Quebrada, debido al tipo de ofrendas que recibió (…), su papel hacia el interior de la comunidad no debió ser menor”.
Además, sostuvieron que la mujer pudo haber formado parte de un grupo élite de otra región del Tahuantinsuyo. Asimismo, se cree que pudo trasladarse y quedarse en la Quebrada buscan refugio ante la inminente embestida de los ciudadanos de España.
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__– El hallazgo –__
El equipo de Clarisa Otero se apostó en un sector de casas y talleres de producción artesanal ocupados durante el dominio de los Incas. En sus avances de reconstrucción, además de excavar el contexto donde se localizó a la mujer adulta, se logró analizar el piso de ocupación del patio.
“Lo primero que encontramos en relación al hallazgo del cuerpo de la mujer fue su cráneo, algo inesperado ya que las sepulturas de las personas generalmente se realizaban en las esquinas de las viviendas”, indicó Otero.
Posteriormente a encontrar el cráneo de la mujer, lograron visualizar el esqueleto casi completo y articulado. En un principio, los investigadores creyeron que era un artesano vinculado a las tareas que se hacían en la zona.
El hallazgo permitió al grupo de investigadores determinar que la mujer creció en otra región y que parte de sus ofrendas procedían de una zona distinta, tales como los collares, cerámicas y plantas de la familia.