A los 62 años, fallecieron en Pensilvania el pasado 7 de abril los hermanos Lori y George Schappell, considerados hasta entonces los siameses más longevos del mundo según los Guinness World Record, quienes siempre resaltaron que su caso era uno de los más extraños registrados, al ser parte de tan solo el 2% de las personas en todo el planeta que padecían la misma condición.
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Los Schappell impactaron fuertemente la cultura estadounidense, ya que además de los récord Guinness, fueron parte estelar de diversos noticieros que hicieron trascender su historia y también participaron en distintos programas de televisión desde la década del noventa.
La trascendencia se basó sin dudas, gracias al gran desafío de vida que superaron, ya que según las expectativas de los médicos, al nacer fusionados parcialmente en el cráneo y compartiendo el 30% de sus cerebros, se estimaba que no superarían los 30 años de vida.
Un vida llena de obstáculos
Diversos fueron los obstáculos físicos con que convivieron a lo largo de su vida Lori y George Schappell. Por ejemplo, George (llamado Dori, antes de declararse un hombre trans), en la mayor parte del tiempo no podía caminar y tenía que ser empujado por su hermana en una silla de ruedas para poder desplazarse.
Obviamente al no poder estar separados, ambos protagonista debieron ir juntos a la universidad, Además, desarrollaron distintas actividades, como fue el caso de Lori que triunfó en varios torneos de bowling y George, que desarrolló una carrera musical en el género country.
Entre los dos, Lori fue quien estuvo cerca de casarse, sin embargo, cuatro meses antes del evento en el 2006, su novio lamentablemente murió al ser atropellado por un conductor en estado de ebriedad. En su etapa de adultez, vivieron en un departamento con dos habitaciones y se turnaban para dormir día de por medio en cada una, inclusive, en un documental en 1997, confesaron que tenían horarios diferentes para bañarse y lo hacían por separado.