La biología de la resurrección es una tendencia real y se encuentra presente hoy en día dentro del panorama de investigaciones impulsadas por la comunidad de investigadores dedicados a proyectos serios en el terreno de la ciencia.
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Aunque parezca de material propio de una obra de ciencia ficción. En el pasado hemos visto cómo académicos y expertos han intentado abordar algunos proyectos que lucen inconcebibles para terminar volviéndose una realidad tangible de nuestro presente.
Tal vez el mayor ejemplo de ello lo vivimos hoy en día con Sam Altman, CEO de OpenAI, quien hace algunos años aventuraba algunas predicciones osadas y casi imposibles de creer en el terreno de la Inteligencia Artificial.
Pero este 2023, con la existencia de DALL-E, Bing Chat, Midjourney y obviamente ChatGPT hemos terminado por comprobar que Altman en realidad estaba ligeramente adelantado a su época, pero tenía muy claro lo que estaba a la vuelta de la esquina.
Sin embargo hoy toca el turno de revisar una tendencia mucho más inquietante que podría igual representar un peligro grave para la humanidad: el peligro de traer de vuelta a los muertos.
Qué es la biología de la resurrección en cuatro investigaciones de ciencia que nos ficción
Los amigos del medio noticioso de CNN han publicado un impresionante y kilométrico artículo de corte científico periodístico en donde explican a grandes rasgos de que trata esta nueva tendencia en el terreno de la ciencia.
Pero lo más interesante es que en la pieza redactada, por Katie Hunt, Ashley Strickland y Tom Page abordan un total de cuatro proyectos de investigación que exploran este terreno desde distintas perspectivas. Cada una de ellas con sus cualidades y riesgos.
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En resumen, la Biología de la Resurrección es una rama de la ciencia que trata de revivir cadenas de moléculas y organismos más complejos, es en sí un campo de investigación emergente que está ganando adeptos en laboratorios de todo el mundo. Y como muestra tenemos estos cuatro proyectos.
1. Revivir algún virus “zombi”
El aumento de las temperaturas en el Ártico está descongelando el permafrost, una capa de suelo congelado bajo la tierra, y podría reactivar toda clase de virus que, tras permanecer inactivos durante decenas de miles de años, podrían poner en peligro la salud humana y animal.
El profesor Jean-Michel Claverie, de la Universidad Aix-Marseille de Francia, está investigando los riesgos que plantean estos “virus zombi”. En 2014, Claverie logró revivir un virus de 30.000 años de antigüedad al insertarlo en células cultivadas.
En su último estudio, publicado apenas en febrero de 2023, Claverie y su equipo aislaron varias cepas de virus antiguos a partir de muestras de tierra de Siberia. La más antigua tenía casi 48.500 años, y las muestras más jóvenes tenían 27.000 años.
Claverie afirma que el hecho de que estos virus sigan siendo infecciosos después de tanto tiempo es una señal de que podrían representar una grave amenaza para la salud pública.
2. La búsqueda de nuevos antibióticos mediante fósiles
El pionero de la bioingeniería César de la Fuente, de la Universidad de Pensilvania, está utilizando el pasado para buscar nuevos antibióticos.
Los avances en la recuperación de ADN antiguo a partir de fósiles permiten ahora disponer públicamente de bibliotecas detalladas de información genética sobre parientes humanos extintos y animales desaparecidos hace mucho tiempo.
De la Fuente utiliza esta información para identificar moléculas de proteínas o péptidos que podrían combatir las bacterias. Ha descubierto compuestos prometedores de neandertales y criaturas de la Edad de Hielo, como el mamut lanudo y el perezoso gigante.
De la Fuente afirma que estas moléculas podrían ofrecer nuevas opciones para tratar las enfermedades infecciosas, ya que las bacterias actuales no están adaptadas a ellas.
De modo que su planteamiento es poco ortodoxo y hasta tal vez no factible a largo plazo.
3. La resurrección del especies extintas hace tiempo
La empresa de biotecnología Colossal Biosciences anunció en enero de 2023 su intención de resucitar al dodo, un ave no voladora de aspecto extraño que vivió en la isla de Mauricio hasta finales del siglo XVII.
Colossal Biosciences está utilizando los avances en secuenciación de ADN antiguo, tecnología de edición genética y biología sintética para intentar traer de vuelta al mamut lanudo y al tilacino, o tigre de Tasmania.
La empresa ha descubierto células precursoras de ovarios o testículos en la paloma de Nicobar, el pariente vivo más cercano del dodo, que pueden crecer con éxito en un embrión de pollo.
Si la empresa tiene éxito, los dodos resucitados serán una forma híbrida alterada de la especie original.
De hecho el proyecto para traer de vuelta al pájaro dodo lo abordamos no hace mucho aquí en FayerWayer.
4. Los procesos de momificación y su olor
El artículo cierra con una nota casi curiosa sobre el aroma de un bálsamo egipcio de momificación utilizado por última vez hace 3.500 años que pueden experimentar hoy en día los visitantes al Museo Moesgaard de Dinamarca .
El olor se recreó a partir de ingredientes identificados mediante el estudio de los residuos dejados en dos frascos canopos descubiertos en el Valle de los Reyes de Egipto en 1900. Los dos vasos contenían los restos de una noble egipcia conocida como Senetnay.
Los investigadores del Museo Moesgaard utilizaron una combinación de técnicas, incluyendo la espectrometría de masas y la cromatografía de gases, para identificar los ingredientes de los bálsamos de Senetnay.
Los resultados de su estudio, publicado también este 2023, revelaron que los bálsamos estaban compuestos por una mezcla de plantas, resinas y aceites. Entre los ingredientes se encontraban mirra, olíbano, cedro, ciprés y lavanda.
Esta ingeniería en reversa podría ser clave para mejorar los procesos para embalsamar y conservar mejor cuerpos muertos. Por más extraño que suene.
En resumen, la comunidad científica está obsesionada con la biología de la resurrección actualmente.